Locos, ricos y asiáticos

“Locos, ricos y asiáticos” de Kevin Kwan es una lectura irónica y divertidísima sobre la jet set asiática.

Todo comienza cuando Rachel Chu y Nicholas Young, novios por casi dos años, deciden ir a pasar el verano a Singapur, para ir a la boda del mejor amigo de él. Ella conocerá entonces algo que Nick no le había contado, es hijo de una de las familias más ricas de toda Asia.

A partir de entonces, Rachel es vista como una “cazafortunas”, y comenzará una trepidante carrera de obstáculos entre fiestas y eventos sociales de la familia de Nick.

De esta forma, el autor nos introduce en un mundo lleno de lujo, excentricidades, dinero y privilegios, pero, tal y como se da cuenta Rachel, detrás de todo este lujo, hay gente muy mezquina.


Los personajes llegan a parecer absurdos, casi caricaturas. al principio, estaba preocupada por los nombres, pero poco a poco, y consultando el árbol genealógico que aparece al principio (un detalle por parte del autor) vas ubicando a cada personaje en su familia.

Rachel es una chica sencilla, un personaje simple, es agradable pero no me ha parecido que tenga nada especial.

Nick, por otra parte, sí me pareció un personaje algo diferente, en cuanto a que es el único de su familia que no le da importancia al dinero. Sin embargo, tampoco me gustó que la mayor parte del libro dejara a Rachel “sola ante el peligro”.


Dejando a parte a los personajes, el tipo de escritura de Kevin Kwan, me pareció fascinante. Si lees entre líneas comprendes que la lectura está llena de ironía con respecto a la jet set de Singapur y Hong Kong.

Me pareció excelente el retrato que hace el autor de la sociedad asiática. Nos muestra la cultura culinaria y modo de vida asiático y, nos describe lugares magníficos. La lectura está llena de descripciones, a veces algo pesadas.


Sin embargo, la trama es simple y directa. Esto hace que la historia fluya sin problemas, fácil de leer. El estilo es alegre y fresco, y tan divertida que la devoras a pesar de sus 500 páginas. Sin duda, este es el punto fuerte de la novela, es irónico, liviano y divertido, muy divertido.

Es una historia tranquila, sin suspense ni sobresalto, pero muy bien por el autor por el giro final, no lo había imaginado.


Hubo momentos que reí a carcajadas con esta novela. No es una obra maestra, pero sin duda, la recomiendo para echar unas risas y adentrarnos en este mundo de opulencia a través del estilo satírico del autor.