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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
23 August 2020
¿A vosotros os ha pasado alguna vez que termináis unos libros que os han acompañado durante un tiempo y os han gustado tanto que, al finalizarlos, sentís un vacío en el pecho? Imagino que sí, así que podréis entender cómo me siento yo ahora mismo.

Las guerras del loto es una trilogía que me recomendaron hasta la saciedad y, la verdad, lo agradezco mucho porque se ha convertido en una de mis favoritas. Y ahora seré yo quien se la recomiende a todo el mundo porque de verdad, menuda maravilla.

Si los dos anteriores libros me fascinaron, este no ha podido ser menos. Por suerte, la calidad tanto literaria como de la historia per se tan solo ha ido incrementando en cada nuevo libro y ha llegado a su cúlmen en la tercera y última entrega.

El libro anterior terminó con la traición de Kin y Ayane y con la captura de Daichi, el líder de los Kagé, por los Hombres del Gremio debido al chivatazo de Kin. Dado que Kin ha entregado al Gremio al líder de la resistencia, este obtiene de nuevo un lugar dentro de las filas de la élite, pues no solo incapacita al cabecilla, sino que también revela la posición de los Kagé dentro de las montañas Ishii. Para combatirlos, Kensai, el Primer Brote, junto con la tecnología del Gremio construye una máquina gigantesca, un monstruo de forma humanoide al que llaman Arrasador. Su función es, mediante las enormes cuchillas que posee, desflorar las montañas, destrozar toda la vegetación para poder machacar a los Kagé y que no puedan usar su conocimiento de la montaña y sus bosques para huir y hacerles frente.

Mientras tanto, dentro de los rebeldes se produce una escisión. Kaori, la hija de Daichi, y Yukiko no están de acuerdo en cuanto al siguiente paso. Después de su incursión en Morcheba, la región de los extranjeros, y el descubrimiento de que aún existen tigres del trueno, la antigua manada de Buruu, Yukiko regresó a las Ishii para luchar de nuevo contra el gobierno de Shima. Sin embargo, para Kaori, Yukiko no es bienvenida. Ha perdido a su padre porque Yukiko les animó a todos a confiar en Kin, en el hombre al que amaba, que ahora los ha traicionado y ha vendido a su líder a los enemigos. No solo, sino que, además, se han enterado de que los hijos que espera Yukiko son de Hiro, el hombre perteneciente a la élite Kazumitsu, los guerreros más cercanos al shogun, que pretende acceder al trono y vengar la muerte de su señor. Todo esto hace que la simpatía de los Kagé hacia Yukiko disminuya, pero, el detonante será cuando Yukiko proponga aliarse con el clan del zorro, los Kitsunes, el antiguo clan de Yukiko. Los kitsune están en contra de Hiro y de sus pretensiones al trono, por lo que han mostrado su rechazo al futuro shogun desde el principio. Yukiko cree que, si logran convencerlos para que luchen de su lado, encontrarán en ellos un poderoso aliado contra el régimen que podrá apoyar a la rebelión. Así, no serán solo los Kagé contra el mundo, sino que contarán con más aliados que puedan cubrirles las espaldas.

Kaori ya no se fía de las propuestas de Yukiko tras todo lo ocurrido, por lo que se niega en rotundo a hacerle caso, lo que provoca que los Kagés se dividan entre los que consideran que el plan de Yukiko es la única opción para poder hacerle frente a la guerra, y entre los fieles a Kaori que opinan que ni Yukiko es la líder, sino una más a la que acogieron, y que, además, consideran que Yukiko no ha hecho más que empeorar las cosas. Ni siquiera el hecho de que sea la Señora de las tormentas les parece un buen motivo para seguirla, así que solo unos cuantos Kagé se irán con ella para intentar arreglar las cosas y poner a los Kitsune de su lado.

Aunque está dividido en varias partes, se podría decir que Última tiene dos fundamentales: la preparación para la guerra y la guerra en sí misma. La preparación a la guerra fue, en mi opinión, la más tediosa. No quiere decir que no la disfrutara, al contrario, porque hubo muchos momentos interesantes, muchos plot twist que no te veías venir y también se produjeron ciertas tensiones debido a las negociaciones con los Kitsune y a la presencia de los gajins o extranjeros, que también juegan un papel fundamental en este libro. Sin embargo, hubo muchas escenas que me sobraron, que, aunque aportaban detalles muy interesantes a la trama y la hacían más compleja y humana, se me hicieron bastante aburridos de leer porque eran como datos periféricos que, a pesar de estar relacionados con el argumento principal, podrían haber sido escritos en menos páginas o podían haberse contado mediante flashbacks o diálogos, en vez de dedicarles pasajes enteros. Este problema me ocurrió igual con el libro anterior. No es algo malo, estoy convencida de que mucha gente disfruta con este tipo de añadidos, pero teniendo en cuenta lo largo que es el libro, creo que podría haberse reducido quitando muchos capítulos que, aunque no llegan a ser relleno del todo, sí que pueden llegar a considerarse como tal. Un ejemplo de esto es Yoshi, el hermano de Hana, los hermanos medio japoneses medio extranjeros. Yoshi sigue destrozado por la muerte de su novio a manos de la mafia, los Escorpiones, y en un momento determinado decide hacer algo (que no os puedo decir que es spoiler) que realmente no tiene nada que ver con la trama, sino con su propia vida. En esto emplea varios capítulos que el autor podría haberse ahorrado perfectamente. En estos capítulos hay dos puntos clave que son relevantes para lo que sucede posteriormente, pero de todas formas podrían haberse reducido porque, al menos para mí, lo que cuentan la mayor parte de las escenas de la ausencia de Yoshi no es interesante ni importante. Esto sucede varias veces a lo largo del libro, la sensación de que las mismas ideas podrían haberse descrito con menos palabras y detalles para intentar hacer la novela más ligera.

En la fase de la guerra como tal, ya es cuando las cosas se ponen verdaderamente interesantes. de aquí, lo que más me gusta es que es en estas páginas donde empiezan a resolverse todos los cabos sueltos que han quedado con anterioridad y que es donde se concentran la mayor parte de las sorpresas que nos depara Última. Lo más impactante sucede en las últimas doscientas páginas, más o menos, pues será entonces cuando descubramos por qué los Hombres del Gremio, guiados por la Inquisición, han estado actuando de la forma en la que lo han hecho durante tantos años y cuál era el objetivo final de toda esa destrucción. Lo cierto es que el resultado no me lo esperaba para nada y mira que se dan pistas durante toda la novela, incluido en el título, pero igualmente me sorprendió muchísimo.

Asimismo, sabremos qué sucedió con Daichi, con la traición de Kin, con Kaori y las decisiones que termina tomando, con Michi tras haber matado por piedad a su señora, con Hana como nueva Señora de las tormentas, con el resto de arashitoras que ahora siguen las órdenes de Buruu, su Khan... Como ya he dicho, todos los hilos sueltos que han ido apareciendo en las dos novelas anteriores se resuelven aquí por fin, unos de manera más satisfactoria que otros, y no se deja nada en el aire.

En cuanto al final, el final del todo, es completamente inesperado. Si ya de por sí el lector tienes los sentimientos a flor de piel por todo lo que está sucediendo y por cómo la guerra va abocándose a su fin, llega un punto en el que el autor hace algo que es como clavarte un cuchillo en el pecho. de todas las cosas que puedes imaginarte que va a pasar, esta, desde luego, yo no la vi venir. Me pilló por completo de sopetón e hizo que se me saltaran las lágrimas porque os prometo que fue una maldita puñalada que ni siquiera se te pasa por la cabeza que pueda suceder, hasta que lo hace. Lo pasé muy mal en esa escena y tenía el corazón en la boca porque no me podía creer lo que estaba leyendo. Fue el broche final perfecto para desencadenar todas las emociones que me había provocado esta trilogía, por mucho que me doliera.

Otro detalle que me emocionó muchísimo es que al final, Kristoff añade un epílogo que transcurre diez años después donde nos hace una actualización de Shima y de qué ocurrió con el país después de tanta destrucción, qué pasó con los arashitorias, los gaijins y la guerra abierta que mantenían con los shimanos y, por supuesto, también se nos habla de qué ha ocurrido con los personajes más relevantes y cómo es su vida una vez finalizó la guerra. Este epílogo me parece muy importante porque es algo que suelo echar en falta en ciertas novelas, como las distópicas, un capítulo final donde se nos cuente, aunque sea de manera muy resumida, qué pasó una vez se restauró la paz y cómo acabó la cosa, así que agradezco que se haya añadido en Última porque creo que era muy necesario.

Las guerras del loto se ha convertido en una de mis trilogías favoritas. Aúna una historia compleja, interesante, bien construida, con unos personajes complejos y muy humanos, con sus fallos, sus aciertos y sus emociones. Añadido a esto, la pluma del autor es magnífica: las metáforas, la manera de expresarse, su estilo duro y directo en escenas violentas y una escritura más dulce en escenas cálidas como las románticas o las que nos hablan de amistad. Esta trilogía es fantástica de principio a fin y nunca me cansaré de recomendarla.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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