Reconozco que iba con un poco de miedo por si las expectativas me jugaban una mala pasada con este libro. Me gusta mucho Agota Kristof y tenía tantas ganas de leerlo que temía que me decepcionara. Pero no ha sido así para nada, esto es Agota en toda su esencia. Con su particular estilo directo y crudo vuelve a abordar los temas recurrentes en sus novelas a través de Sándor, un refugiado en un país desconocido, que usa la escritura como una forma de volver a sus recuerdos, de dar forma a sus deseos y como un medio para escapar de la realidad. El exilio, la infancia, la monotonía y el sentido de la vida, la soledad, el amor... un cruel golpe de realidad mezclado con escenas oníricas y muy poéticas. Inevitable no pensar en "Claus y Lucas" y, por los tintes autobiográficos, en "La analfabeta", para mí este último un libro imprescindible si queréis conocer un poco de la vida de la autora y comprender mejor toda su obra. Lo malo: que se me ha hecho muy muy corto, ojalá hubiera tenido 100 páginas más. |