Momoko y la gata

Quien ha compartido su vida con un gato sabe de su elegancia, testarudez, independencia y de la sutil indiferencia con que tratan a los humanos. Pero también sabrán que una de las cosas más agradables y hermosas es tener la oportunidad, si te dejan, de contemplarlos bien cerca mientras su ronroneo te acuna.
Momoko si lo sabe. Es más, ella está convencida de que su gata Lala puede sustituir la figura materna que nunca ha tenido, y la relación entre ambas excede lo humanamente "racional". Momoko es la hija de un artista (Goro Kawakubo) a la que tiene que cuidar, mientras él está ausente, una muchacha provinciana de nombre Masayo, al principio más interesada en el padre de la criatura y las clases de pintura que le ha prometido éste, que en la niña en cuestión. Sin embargo, hay en ella un candor y un aura misteriosa que pronto la seducirán, y le llevarán a cometer un error que lamentará el resto de su vida.
La historia está llena de tópicos: alumna enamorada de su profesor, profesor joven y atractivo, viudo con éxito entre las mujeres y padre de una niña con problemas de adaptación social, irrupción de una amante que pretende convertirse en la nueva madrastra, celos, envidia, amor, muerte...nada nuevo. Sin embargo, la historia promete contar algo que ignoramos (hasta el final) y esa es una de sus mejores bazas. La otra es el comienzo, un retorno al pasado muy utilizado en las películas de cine negro americano.
A pesar de ser tremendamente previsible, la historia está contada de un modo (esto es típicamente japonés, y por lo que a mi me apasiona esta literatura) desasosegante, tan distante, que el ambiente creado rezuma malestar, incomodidad, incluso crueldad. La resolución, insisto en su previsibilidad, no resulta impactante pero si turbadora. Muy recomendable a pesar de todo.

"Momoko y la gata" es de esas historias que empiezan siendo una cosa y acaban siendo otra. de esos libros que no terminas de saber en que género clasificar. ¿Es drama? ¿Es romance? ¿Es thriller? Parece más bien una mezcla de varios géneros y, para mí, llevados de una manera magistral. Es curioso que en un libro tan pequeño la autora logre dar tantos cambios de registros y que siempre estés pendiente de hacia donde va la historia.

Masayo es una joven de 20 años que desea mudarse a Tokio para estudiar bellas artes. Su gran sueño es convertirse en una pintora de renombre. Por intermediación de la madre de una amiga, conseguirá un trabajo como niñera en la casa de un famoso pintor llamado Goro. Allí, mientras cuida de la hija de este hombre, podrá recibir las clases que esté pueda darle. Nada más llegar empezará a sentir algo por Goro, pero la que se ganará rápidamente su afecto será la niña, Momoko. Esta vive en su mundo y apenas se relaciona con los demás, salvo con su gata Lala. Las dos tienen una amistad muy estrecha y siempre están juntas.

Lo que más me ha gustado es la relación tan tierna, bonita y sana que tienen la gata Lala y Momoko. Disfruto muchísimo de las historias donde se trata con respeto a los animales o cuando logran reflejar una amistad estrecha entre diferentes especies. Cuando la relación está bien creada me gana rápidamente. Mi personaje favorito ha sido la misma Momoko, porque su personalidad me ha resultado muy interesante, pero creo que el resto de personajes están también muy bien definidios, y esta buena creación se extiende a Lala, que es un personaje más, igual que los demás. La autora se toma su tiempo para dotarla de carisma, cosa que me encanta, ya que no todos los autores lo consiguen (o tratan de conseguirlo) a la hora de incluir personajes no humanos.

Los toquesitos de thriller le dan un plus enorme a la historia y terminan por redondearla. Hay giros que no me vi venir y es algo que siempre hay que valorar. En definitiva, un libro super disfrutable, que se lee en un rato, que me ha hecho descubrir a una autora estupenda. Mariko Koike es una de las autoras con más éxito en Japón y ya era hora que la tuvieramos publicada en español. Ahora solo espero que no dejen de publicar el resto de su obra, que parece que es extensa, porque la necesito.

Es una lectura ligera con una narración ágil que te va atrapando poco a poco y que va teniendo una serie de giros que tornan la trama oscura y misteriosa., logrando una atmósfera inquietante y algo perturbadora.

Los personajes nos van mostrando su lado más oscuro como es el caso de Momoko y Masayo. Dos personajes que se dejan llevar por sus impulsos y deseos aún pudiendo tener terribles consecuencias… Sentimientos encontrados, verdades ocultas que terminan dando una bofetada a la realidad. Momoko me ha resultado un personaje sorprendente ya que no es una niña tan dulce y tierna como parece en un principio, más bien es una niña fría, sin alma, vengativa.

Como en otros títulos orientales que he leído, tiene la capacidad para conectar con la cotidianeidad de forma elegante sin excesos. Fin al impactante que te deja con el corazón encogido.

Mariko Koike es una escritora de terror y suspense. Nos os dejéis lleva por la portada porque este novela contiene un suspense psicológico fascinante.

No sé lo que me esperaba de este libro, la verdad, cuando lo empecé tenía las expectativas muy bajas, lo reconozco, ya que, no suelo congeniar con los autores orientrales, pero aunque al principio no conseguía engancharme a la historia a pesar de que su lectura ágil, me ha sorprendido gratamente, no me esperaba los acontecimientos que estaban por llegar.

Antes de empezar a leer, creía que sería una historia en donde el amor prohibido sería la piedra angular de la trama. Sin embargo, estaba totalmente equivocada, y es que me llevado una gran sorpresa cuando la historia empieza a tornarse más oscura y misteriosa, dejando de lado el poco romance que podría existir para convertirse en una lectura de suspense.

La pluma de la autora me ha sumergido por completo. Si es verdad que en la primera mitad, la historia aun se está desarrollando y no hay mucha acción, pero ha sido el hecho de que la autora tratase tan bien las emociones y los pensamientos de Masayo lo que me ha atrapado. Luego, cuando la historia se colma de ese deje de suspense, la narración pasa a centrarse más en la acción, manteniendo esa sensibilidad para describir los sentimientos.

Del mismo modo, me ha impactado la dureza de Momoko como personaje. Es una niña de apariencia dulce y tímida, pero realmente entiende el mundo más allá de lo que ve y sabe como hacer daño con las palabras. En un punto de la historia me dejó muy sorprendida porque no me esperaba que Momoko hiciese cambiar las tornas con tanta facilidad.

En cuanto a Masayo, es una niña atrapada en un cuerpo de una adulta. Ella ansia tener algo con Goro y se ve a sí misma como la protectora de Momoko a lo largo de toda la historia. de igual forma, cuando ella y la niña cogen más confianza, acaba creyendo que le debe algo más a esa criatura que cree conocer.

Goro no destaca como personaje, más bien es como un títere que se deja manejar por el resto de personajes. Masayo lo considera un hombre apuesto y muy culto, y Momoko lo ve como un padre que no le presta mucha atención. Es por esto mismo que la niña es tan independiente de él.

Por último, no me esperaba que la historia fuese tan ligera. Tenía en mente que las historias de suspenso eran mucho más densas, con sus largas descripciones y personajes complejos, por eso cuando me di cuenta que era una historia de suspenso me fascinó leer una trama clara, unas acciones fundamentadas y unos personajes que se dejaban llevar por sus propios deseos e impulsos.

Sin duda he disfrutado muchísimo de la lectura y sé que seguiré leyendo más libros de la autora, además de más novela de suspense.

Es una lectura ligera que atrapa por tener unos personajes que se dejan llevar, una narración clara y por tener unos giros de trama muy inesperados. En el primer encuentro se lee como las emociones humanas pueden trazar tu propia condena y en la segunda parte, se lee las consecuencias de dicha condena, cuando la sombra del odio y de la venganza amenaza.
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