Por qué estamos polarizados

Ezra Klein, uno de los periodistas más destacados de Estados Unidos, analiza en “Por qué estamos polarizados” la creciente sensación de que en muchos países la división política se ha exacerbado en la actualidad. Se trata de un interesante estudio referido a Estados Unidos, pero del que se puede extrapolar muchas cosas a la situación española que también vive una situación de polarización política, no tanto entre partidos, sino entre bloques.

Para Klein la polarización no tiene que ser necesariamente preocupante, aunque sí lo es la falta de acuerdos más allá del partidismo. Recuerda además que en los años 60 y 70 la fractura política era mucho más seria que la actual y era una época en la que se producían magnicidios como los de los Kennedy o Luther King. Si nos aplicamos el cuento veremos que en nuestro país hemos logrado superar uno de los grandes problemas que nos lastraron durante décadas: la dictadura franquista y el terrorismo etarra.

Son diversos los elementos que pone en juego el autor para explicar la polarización. Entre sus aportaciones más interesantes está la de señalar que está no es únicamente la consecuencia de la actitud de los políticos, sino que los medios de comunicación tradicionales tienen una participación muy activa en fomentar las divisiones. Las noticias que nos llegan son en realidad fruto de un ecosistema político-comunicativo, al que se suma el llamado efecto cámara de eco (por el que el público termina por recibir solo las noticias que se amoldan a sus creencias ideológicas) promovido por las redes sociales.

“No dudo que las redes son un motor de polarización, pero no las veo como culpables de ella. Lo único que hacen es reflejar las dinámicas del presente”, afirma en una entrevista.

Explicando el caso de Trump, que durante su campaña a la presidencia recibió una atención informativa desmesurada tanto de los medios progresistas como conservadores y que terminó por beneficiarle extraordinariamente, Klein señala: “los medios están sesgados, pero no tanto hacia la izquierda o la derecha, sino hacia los ruidosos, escandalosos, llamativos, inspiradores y conflictivos”.

La atención a los extremos suele ir en detrimento de la moderación que, como dice el filósofo francés Raphaël Enthoven no seduce porque marca límites y se convierte en aguafiestas mientras que la radicalidad, en cambio, “es una posición doblemente confortable. de entrada, porque proporciona a los que hacen bandera de radicalismo una percepción heroica de su propio discurso. Y después porque, al anteponer los deseos a la realidad, no compromete a nada”.

“Por qué estamos polarizados” incluye un pequeño prólogo de Luis Miller referido a España que incrementa el interés del notable trabajo de Klein, basado mucho más en investigaciones sociológicas que en meras opiniones.