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Crítica de HumildeLector


HumildeLector
11 June 2021
Robert Kiyosaki lo reconoce en su propio libro, el best seller mundial Padre rico, padre pobre (1997): no es un buen escritor, ni siquiera es un escritor “pasable”. En cambio, sí es un gran vendedor y un tipo con un gran olfato a la hora de invertir.

Desde luego, eso explica el hecho de que haya vendido tantos y tantos libros. Sin embargo, a diferencia de otros gurús económicos, eso no le convierte en un “vendedor de humo”.

Las lecciones de este libro son prácticas y valiosas porque están basadas en el sentido común. ¿Quién no está preocupado por la economía y el futuro en los tiempos que corren?

Pero cuidado: es justo advertir a quienes vayan a leer este libro que los ejemplos de negocios de éxito que se explican no son extrapolables a la realidad de otros países, sólo pueden funcionar Estados Unidos y no en todos los casos. Mejor no tratar de imitarle si queremos ahorrarnos dolorosas decepciones.

Educación financiera
Entonces, ¿sirve para algo leer Padre rico, padre pobre? En mi humilde opinión, sí. En primer lugar porque es una lectura entretenida, una especie de autobiografía financiera ilustrada con muchas pequeñas historias de éxitos y fracasos.

El padre biológico de Kiyosaki fue un hombre culto y trabajador, pero demasiado conservador y negativo que sólo ofreció a su hijo una única forma de progresar en la vida: estudiar y ahorrar; el “otro” padre fue en realidad el padre de un buen amigo suyo que acabaría convirtiéndose en su mentor. Un exitoso hombre de negocios dotado de una visión de la realidad mucho más amplia y ambiciosa.

“Ambos tuvieron éxito en sus carreras y trabajaron mucho toda su vida. Ambos tuvieron ingresos considerables. Sin embargo uno de ellos tuvo problemas financieros toda la vida. El otro se convertiría en uno de los hombres más ricos de Hawái.”


El libro más popular de Kiyosaki ofrece a los lectores legos en el mundo financiero una serie de rudimentos para tomar decisiones sensatas. Hay que pensar diferente sobre el dinero y las inversiones, identificando claramente qué es un activo (algo que genera ingresos) y un pasivo (algo que genera gastos). Comprar un coche de lujo no es como muchos piensas “hacerse con un activo”, sino todo lo contrario. Una mala inversión, porque jamás recuperaremos el dinero que se ha gastado en él.

(sigue leyendo en el enlace)
l.
Enlace: https://humildelector.com/20..
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