Luna de agosto

Laura Kinsale es de esas autoras que te hacen sentir con sus historias. Con Flores en la tormenta me enamoré completamente de su forma de escribir. Y después de un tiempo sin leer nada de ella, con Luna de agosto me confirma que es una autora que no defrauda.

Esta no es una novela romántica histórica al uso, porque aquí su protagonista es muy original. Merlin Lambourne es científica, pero una científica a principios del siglo XIX… Imaginaros lo chocante que eso resulta para Ransom Falconer (el duque de la historia) cuando se esperaba a un hombre que había inventado algo que podía ayudar a Gran Bretaña en su guerra con Napoleón.

Pero no solo es científica, sino que vive en su propio mundo de inventos, leyes, teorías y sueños. Ha sido educada por su tío, científico también y ya fallecido, y no ha conocido otra cosa. No es refinada, no ha sido presentada en sociedad a pesar de que pertenece a familia noble, y además no entiende nada de refinamientos sociales, relaciones y esas cosas.

Cuando Ransom se da cuenta de que está en peligro intentará protegerla, pero el peligro la perseguirá, y no solo de los enemigos de su país, sino que también está el peligro en el que ella misma se pone con sus inventos, y el peor de todos, el peligro de enamorarse siendo tan absolutamente inocente de todo conocimiento romántico.

Las situaciones cómicas entre los protagonistas se suceden continuamente y la verdad es que he soltado más de una carcajada con las ocurrencias de Merlin y sus preguntas. Pero a la vez resultan de lo más tiernas. Por parte de él, tendrá que aprender que Merlin es diferente a las damas de la corte que ha conocido, y que esta vez no le servirá su elevada posición social para impresionar a la dama.

El conjunto hace una novela diferente, dulce y entrañable. Llena de momentos románticos pero sencillos y de situaciones de lo más cómico y chocante. El empeño de Ransom por conquistarla y apartarla de lo que él considera peligroso chocará de frente con el carácter independiente y curioso de Merlin, y ambos tendrán que adaptarse para que la relación llegue a buen puerto.

Quizá no sea tan intensa y llena de sentimientos como Flores en la tormenta, pero es igual de absorbente y se disfruta igualmente. Tanto por la originalidad de una protagonista que se sale de lo común como por sus matices cómicos. Pero sin olvidar el romance y la pasión, que quien haya leído a Laura Kinsale sabe que es una maestra en ello.

La recomiendo a todo aquel que le guste la novela romántica histórica, pero también quien quiera disfrutar de una buena lectura, entretenida y con algo diferente.
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Una lectura sencilla, con malos entendidos graciosos, un romance difícil de llevar a buen puerto porque la dama le pone grandes escollos, pero así y todo con momentos muy apasionados. Lo que más me sorprendió es que desarrollándose a principios del siglo XIX, la protagosnista es una acérrima defensora de los derechos de la mujer, y lo demuestra no solo de palabra sino con hechos.