No hace tanto comentaba (ya no recuerdo dónde) que no creía que esta fuera una historia romántica. La había leído hace años y en mi memoria había quedado fijada, por sobre las demás, la primera parte en la que vivís la frustración, la tristeza y la impotencia de los protagonistas; eso sumado a la semblanza que la autora presenta de la nobleza, de los cuáqueros, de las limitaciones médicas, de las instituciones… puede que también haya ayudado la negación de recordar algunos consentimientos y actitudes cuestionables... algo bastante común en historias publicadas en los noventas, las primeras y atribuibles al estado mental del protagonista, las segundas (prefiero creer). Una cosa llevó a la otra, terminé releyendo la historia y sí, es romance. No un romance al uso con malvados, luchas de poder, diferencias, a priori, irreconciliables; baile y concierto (que también hay) sino que el fuerte pasa por otro lado: el choque de los mundos, qué somos, ante quién respondemos, qué creemos, cuáles son nuestros límites, entendimientos, verdades, sentimientos y más… que hacen esta historia un clásico. El tema es que en unos años, si alguien me la recuerda, probablemente remarque lo mismo que remarqué al principio porque volvió a impactarme por sobre lo demás. + Leer más |