Flores en la tormenta

¡Hola a todos!

Pues estoy con un poco de bloqueo lector y no estoy leyendo casi nada, y tampoco los libros que había elegido para el #RetoRita5 con el que llevo un ritmo bastante irregular.

En abril tocó leer a la autora Laura Kinsale, y esa fue mi oportunidad para leer por fin Flores en la tormenta, uno de esos libros que tengo en la estantería pendientes desde hace años y que aún no he tenido oportunidad de disfrutar, así que este mes me da la ocasión perfecta para leerlo de una vez por todas. 😋 Compré este libro por las buenas opiniones que tenía que decían que era uno de los mejores historias de romántica de la historia, así que espero que no me defraude y haya valido la pena.

El libro nos cuenta la historia de Christian Langland, duque de Jerveaulx, un libertino impenitente que vive una vida alegre y despreocupada. Es un hombre de poder, acostumbrado a salirse siempre con la suya y a que se haga siempre su voluntad. Es muy inteligente, un genio de las matemáticas que, junto al señor Timms, trabajan en un tratado matemático que presentarán ante la Sociedad Analítica de Londres.

El señor Timms es el padre de Maddy, esta es sus manos y sus ojos ya que él es ciego y necesita de su ayuda, ella le ayuda a escribir el tratado y lo acompaña a todas partes encargándose de las cosas que su padre no puede. La vida de Maddy se rige por los estrictos principios que dicta su religión (es cuáquera) y a pesar de no conocer al duque Maddy ya tiene una opinión formada sobre él, ya que le que considera un pecador de lo peor (que lo es) y no entiende por qué su padre tiene que relacionarse con ese tipo de gente. Desprecia al duque ya que representa todo lo que sus creencias aborrecen.

Cuando Christian es sorprendido saliendo de la alcoba de su amante, el marido de esta lo retará a duelo. Durante ese duelo el duque sufrirá un ataque y será dado por muerto (cosa que sabemos que no es verdad ya que se acabaría la historia en los primeros capítulos). 😂

Tiempo después Maddy comenzará a trabajar junto a su primo en el sanatorio mental que este dirige, y para su sorpresa allí reconocerá a uno de los internos más peligrosos, el duque de Jerveaulx.

Christian se ha transformado en un hombre embrutecido, al que mantienen atado como un animal y que someten a golpes, él reacciona de la única manera que puede y eso hace que lo consideren más desquiciado si cabe. Pero Maddy se dará cuenta de que Christian no ha perdido la razón y de que tras ese comportamiento se esconde un hombre asustado que no puede expresarse ni pensar con claridad. Ella verá que el duque no está loco y que, aunque al comienzo no puede hablar y más tarde le cuesta expresarse y en ocasiones sus pensamientos están confundidos, es muy consciente de la terrible situación que está viviendo.

Maddy cree que ayudar a Christian es una "Misión" que le ha sido encomendada por Dios. Ella será imprescindible para Christian ya que es la única persona que cree en él, con su ayuda, paciencia y cuidados Christian irá mejorando poco a poco. Pero sus familiares lo creen loco y no creen que pueda volver a ser el que era e intentaran incapacitarlo para poder quedarse con sus tierras y su fortuna, por lo que Christian emprenderá una ardua lucha para no volver al sanatorio y demostrar a los demás que no está demente como ellos piensan.

El libro tiene 544 páginas divididas en: prólogo, 36 capítulos más epílogo. La narración transcurre en tercera persona. Tenía grandes expectativas con esta historia ya que según algunas reseñas era de lo mejor en romántica jamás escrito, para mí ha estado bien, he disfrutado de la historia, pero esperaba más. El ritmo de la narración se hace lento en ocasiones y el tema matemático me ha resultado aburridísimo.

La historia es muy diferente a lo que había leído hasta el momento, sobre todo por la protagonista femenina. No conozco demasiado sobre los cuáqueros, pero ella me ha parecido en ocasiones demasiado rígida y prepotente, creyendo que sus creencias son las únicas y es mejor moralmente que los demás. Apenas se plantea que su conflicto interior sea porque está equivocada, cree que se le ha encomendado una misión e intenta cumplirla aunque intenta que no sea a costa de sus principios y creencias.

En ningún momento durante la historia se explica lo ocurrido a Christian, salvo por decir que ha tenido un ataque o se ha vuelto loco de repente, pero por lo que la autora cuenta supongo que lo que ha sufrido Christian es un ictus, también conocido como apoplejía. El desconocimiento de la enfermedad no ayudaba a los enfermos a recuperarse ya que acababan encerrados y tratados como dementes.

Es una historia llena de emociones que me ha mantenido en tensión durante muchas de sus páginas, por la angustia e inseguridad de Christian ante su incierto futuro, por su complicada situación y sobre todo por las reacciones de Maddy que en ocasiones es un cielo gracias al que Christian va mejorando, y otras me parece demasiado estricta y "sacrificada" para mi gusto. He sufrido mucho con esta historia, sobre todo con la impotencia de Christian que ve como todo lo que ama le es arrebatado y su lucha por conservar la libertad y sobre todo la razón. También he disfrutado viendo como mejoraba poco a poco gracias al apoyo y comprensión de Maddy y sus amigos. El de Christian será uno de los personajes que mayor evolución presente durante el transcurso de la historia.

En definitiva, es una historia emotiva y conmovedora que, aunque no ha sido todo lo que esperaba de ella, sí que he disfrutado mucho a pesar de la lentitud en alguna de sus partes y el aburrimiento que produce en mí el tema matemático, pero es una historia de amor bonita con dos seres completamente opuestos pero que se necesitan mutuamente (uno más que el otro).
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Ahora mismo no recuerdo quién me recomendó este libro después de que me quedara totalmente entusiasmada con La locura de Lord Ian McKenzie, pero me gustaría agradecerle muchísimo la recomendación porque me ha encantado este libro. ¡Gracias!

A pesar de que empecé a leerlo creyendo que iba a encontrarme con una historia parecida a la del libro que nombré, la verdad es que no se parecen en nada. Pero los dos son una maravilla.

En este caso Christian sufre una embolia o apoplejía que le incapacita para expresarse y para comprender el mundo que le rodea, a pesar de que su cerebro sigue registrando todo lo que pasa a su alrededor y él siente su incapacidad de hacerle comprender a los demás que no está loco. Su único recurso es la ira en contra de todos los que le tratan como un loco. Su orgullo está mortalmente herido, depende de los demás para las cosas más básicas, su cuerpo no le responde…

Maddie es su contrapunto, una mujer con fuertes convicciones religiosas (es cuáquera) que observa el mundo del duque desde su perspectiva y le parece un mundo vacío y superficial. al reencontrarse con él y su triste situación se obliga a cuidarlo y ayudarle porque es la única que se da cuenta de que no está loco sino que sufre de una enfermedad que le incapacita para comunicarse con los demás excepto quizá con ella. Ella le “escucha”, aunque a veces no le entiende, porque todo su mundo y su educación chocan con la altanería, el orgullo y la apariencia del mundo de Christian.

Ese choque entre los dos mundos es lo que hace realmente especial la novela, él tiene que rebajarse y aceptar la ayuda de los demás, sobre todo de Maddie, quien le resulta imprescindible para todo. Y ella acepta la ayuda pero no comprende su mundo, no lo acepta, a pesar de que según avanza la relación todo la inclina hacia él. Sufre porque siente que está traicionando a sus creencias, a su gente, al aceptar al duque.

En medio de todo eso, la familia del duque que lucha por incapacitarlo para hacerse con su dinero y sus propiedades. Son crueles y solo viven de las apariencias, no hay lugar para el amor, ni maternal ni filial, todos van a por el dinero. Excepto su tía, lady Marly, una mujer mayor que aprecia a Christian y no quiere verle despojado de lo que le pertenece.

Los enfrentamientos son casi constantes, pero a pesar de eso, Maddie lucha por la libertad de Christian frente a todo el mundo, y él se enamora perdidamente de ella. La dulzura de la relación es preciosa, sus dudas, sus temores, sus encuentros. Todo ello forma una historia preciosa, llena de amor y comprensión, de valentía y de temores fundados e infundados, de situación extremas que los protagonistas tratan de superar como mejor creen, cada uno según su forma de ser o pensar.

Si en algún momento os sentís muy romanticones este es un libro imprescindible para que ese momento se convierta en maravilloso. Sólo tenéis que dejaros llevar por la magia de las palabras de Laura Kinsale, y por la preciosa historia de amor de Christian y Maddie.
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Si bien es una obra muy recomendada y elogiada, me pareció una historia absolutamente corriente.
Largos parlamentos balbuceantes, repetidos y larguísimos.
El libro es demasiado extenso y sus protagonistas no están dispuestos a ceder sus ideas por nada del mundo, hasta que lo hacen, la dama en cuestión, pero a costa de que alguien le de un giro de rosca a la situación.
En algunos momentos la trama se hace algo más llevadera, pero vuelve rápidamente a ser aburrida.
Confirmo mi opinión de que es muy difícil leer argumentos ambientados tan atrás en el tiempo, por que están tan fuera de época que no podemos imaginarnos cómo se resuelven algunas situaciones.

Me encanto, la autora no le ahorra ningún sufrimiento a los personajes y por eso los construye tan sólidos, orgánicos, coherente. Una bella historia. Una de las pocas veces que tanta recomendación no me decepciona. Me encanta.