La larga marcha

King nos plantea una sociedad dada al paroxismo televisivo, siempre hambrienta de espectáculo y morbo ajeno, donde una competición deportiva que reúne a 100 muchachos obligados a marchar para conseguir la fama, cumple con creces sus expectativas. A partir de los ojos de Garraty y de los chicos que le acompañan, veremos las diferentes posturas e impresiones que despierta un programa televisivo de tal magnitud que se retransmite en directo y la gente acude a ver caer a los perdedores.
'La Larga Marcha' ofrece una doble lectura como es, por una parte, la pregunta de si las desgracias humanas son una buena carta de entretenimiento televisivo y, por otra, si es necesario malbaratar la vida por deseos materialistas como fama y dinero. A través de capítulos llenos de congoja e impotencia, Garraty rememora su infancia junto a otros personajes y recapacita sobre las nimiedades que hacen de la vida algo único y emocionante, como una frugal comida, la sonrisa de la persona amada o la simple sensación de paz en el cuerpo.

King, con una pluma escrupulosamente realista que obliga al lector a empatizar con el dolor físico de los personajes, cumple a la perfección este último cometido con una tétrica sub-evolución de los muchachos, mostrando la paulatina erosión mental que sufren a medida que recorren la carretera y pierden la dignidad al desprenderse de sus ilusiones, metas, amores y hasta la más infantil locura, para descubrir después que la fama no es imprescindible. Con todo, es una inquietante reflexión sobre la influencia televisiva dentro de la sociedad.
Sin lugar a dudas, 'La Larga Marcha' critica claramente la sociedad actual aficionada al juego televisivo, consumidora habitual del circo mediático que disfruta irónicamente de la compañía de la muerte sin ser consciente de su gravedad, mostrando la evolución de los muchachos en la marcha y su desmoronamiento paulatino. A partir de la mirada pueril de jóvenes que ven cortadas abruptamente sus alas, comprenderemos que las desgracias no se producen solo en el campo de batalla y que el hombre es el único asesino de la humanidad. Total y absolutamente imprescindible.
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