It

Todos hemos oído hablar acerca de esa historia en la que un payaso asesino aterroriza a unos niños. Ya forma parte de nuestra cultura. Nombrar a Pennywise es adentrarse en terrenos tan conocidos como lo puede ser perderse en los castillos de Transilvania o ver como renace una criatura compuesta por cuerpos de cadáveres. El payaso saltarín ya forma parte de nuestras pesadillas. Leer It es acercarse a una novela tan compleja como esta y enfrentarse, al igual que nuestros perdedores, a uno mismo.
Porque como novela de terror estamos ante una obra maestra. Desde ese momento inicial, que quedará para siempre marcado en nuestra memoria, en la que King nos avisa acerca de que en esta novela todo puede pasar, al recorrido por cada uno de esos horrores que tiene que vivir nuestros protagonistas, tanto en su infancia como en su etapa adulta. Lo que nos trae aquí King es todo un homenaje a los miedos que desde pequeños nos han ido atenazando y lo hace alrededor de una figura que los aglutina a todos.
Pero esta historia pronto se desmarca del resto de novelas al decidir apostar por el desarrollo de cada uno de los personajes que la integra. Que no son pocos. A lo largo de sus numerosas páginas vamos conociendo a nuestros siete perdedores y a todos los temores a los que se tienen que enfrentar. Alejados de cuestiones sobrenaturales, cada uno de los protagonistas de esta novela coral van a tener que aprender a enfrentarse a sus propios problemas y alejarse de un mundo que ya no les pertenece. La infancia les dejó solos y dar el siguiente paso es algo que siempre horroriza, incluso a los más valientes. Dejar atrás la culpa, los miedos, las creencias, los recuerdos...y tratar de crecer en base a un mundo desconocido que no les apoyará y tratarla de destruirlos será tanto o más complicado que enfrentarse a sus monstruos imaginarios. La historia de King es la historia del crecimiento de estos niños y, al mismo tiempo, el reconocimiento a todo aquello que nos ha convertido en lo que somos. Nunca puedes olvidar tu pasado ni debes anclarte a él.
Si todo eso no convierte a esta novela en terrorífica, si no te atormenta la presencia de unos niños que te acosarán hasta la extenuación, si no te acobardas al oír los pasos de un padre perverso, si no sufres al tratar de recordar el cariño perdido, si no te aterra enfermar en estos tiempos que corren...sin todo eso no te es suficiente aun te espera Pennywise.
No es necesario explicar demasiado acerca de este ser que aterra a estos niños y se alimenta de ellos. Los motivos y su manera de actuar son de sobra conocidos y la novela llena cada una de sus páginas con la presencia de este aterrador ser. Pero me quedaré con un pequeño detalle que espero sirva como ejemplo de la capacidad que tiene King para aterrar al lector. Tras conocer a un determinado personaje nuestros niños tratan de abrir una nevera con todo el cuidado del mundo sabiendo que lo que encontrarán tras esa puerta puede ser aterrador. Y lo es, ¡vaya que si lo es!
¿Es todo bueno? ¡Por supuesto que no! Hay momentos descriptivos, que a mi me encantan, que pueden ser tediosos para quienes quieran ir directos al grano en una novela. Yo los entiendo como necesarios para que uno aprecie todos los hechos que acontecen en un pueblo como el de Derry, pero es normal que haya quien lo critique. Por otro lado, la decisión que toma King con los niños en un momento dado y que ha generado tanta controversia me parece innecesaria y muy arriesgada para una obra tan redonda como esta. Alejándome de lo políticamente correcto no tiene ningún tipo de sentido ni explicación y lo único que hace es ensuciar la obra de manera absurda.
Pero quitando ese momento tan incómodo el resto funciona, aterra y, sobre todo, te hace formar parte de una historia de la que no te podrás olvidar. Porque todos hemos tenido dentro en mayor o menor medida nuestros miedos a crecer, a enfrentarnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea. Esta historia es la historia de todos. Siempre habrá un payaso que nos la recuerde.