El resplandor

El Overlook estaba pasándolo en grande. Tenía a un niño a quien aterrorizar, un hombre y una mujer para convertirlos en recíprocos enemigos y, si jugaba bien sus cartas, serían ellos quienes terminarían paseando por los pasillos del Overlook como sombras insustanciales en una novela de Shirley Jackson.

"Había dejado de nevar, y una luna como una moneda de plata se asomaba a espiar entre las nubes deshilachadas"

Alucinantemente angustiosa.

Si no me faltaran ya unos cuantos tornillos los habría perdido leyendo este libro (en el buen sentido). Es fabulosa la capacidad que tiene King de meterte en la piel de los personajes, de trasladarte sus sentimientos, sus angustias, sus delirios, sus miedos…

El libro está repleto de descripciones y detalles, sobre todo en la primera parte. Esto hace que arranque un poco lento, pero al mismo, que puedas introducirte de lleno en la historia. La segunda parte es escalofriante e inquietante y te deja completamente pegado a las páginas.

Yo ya tengo habitación reservada de forma permanente en el Overlook, así que si queréis acompañarme, os ofrezco una maravillosa estancia rodeados (e incomunicados) por la nieve. Pero que no cunda el pánico. Habrá fiestas de disfraces, conoceréis a multitud de personajes distinguidos, disfrutaréis con viejos álbumes de fotos y si esto os estresa, siempre podréis disfrutar de un agradable baño en la habitación 217. A cambio solo os pido que me ayudéis con pequeñas labores de mantenimiento como podar el seto o controlar la presión de la caldera.

Y ya no remuevo más el avispero. Solo termino diciendo que es uno de los grandes libros que he leído de King y que merece mucho la pena. Es un libro brillante, y no necesariamente hay que leerlo de noche para poder apreciar su resplandor.

Este lugar inhumano hace monstruos humanos.

Entonces había visto una muchacha; ahora era una mujer, un ser humano a quien había llevado por fuerza al lado oscuro de la luna y que, al volver, había podido juntar otra vez sus pedazos. Sin embargo, pensaba que esos pedazos jamás volverían a unirse de la misma manera. Nunca en la vida.

Este lugar inhumano hace monstruos de los humanos.

Una vez, durante la época en que bebía, Wendy le había echado en cara que, aunque deseaba su propia destrucción, no tenía la fibra moral suficiente para respaldar su deseo de muerte. Por eso urdía modos para que otros lo destruyeran, haciéndose lentamente pedazos, él y su familia.

La adulación es lo que engrasa las ruedas del mundo.

Este lugar inhumano hace monstruos humanos. Este lugar inhumano. Por primera vez advirtió qué parecidas a ojos eran las ventanas: reflejaban la luz del sol mientras guardaba dentro su propia oscuridad.

Un hijo desagradecido es peor que la mordedura de una serpiente