“Y tal vez la incógnita más estremecedora sea cuánto horror puede soportar la mente humana sin perder la facultad de lúcido raciocinio.” ~ Cementerio de animales de Stephen King. La familia formada por el médico Louise y su esposa Rachel y sus dos hijos Ellie y Gage se mudan a Ludlow. Allí tendrán por vecinos a una encantadora pareja y cerca un cementerio muy curioso: el cementerio de animales donde los niños del pueblo entierran a sus mascotas. Poco a poco iremos conociendo la peculiar historia de ese cementerio y sus poderes especiales. Una historia con muchos matices internos: desde hasta dónde podemos llegar por proteger a nuestros hijos del sufrimiento, qué seríamos capaces de hacer por recuperar lo perdido o cómo afrontar el duelo. Y quizá otros matices más sutiles como las consecuencias de nuestra propia soberbia. ¿Qué me gusta especialmente de Cementerio de animales? Esa capacidad que tiene King para contarte lo que va a pasar y que no quieres creer. Aguantas la tensión con la esperanza de que no, de que lo que te ha dicho es mentira, de que el personaje no le va a hacer caso al autor. Me encanta cómo en la mente de esos personajes se repiten los mantras que los llevan al borde de la locura; esos flashes que todos tenernos de frases, imágenes o palabras. Y como esos mantras avanzan cual ostinato y su repetición cada más frecuente es la clave de esa ansiedad creciente en la mente del lector. Un crack este King. |