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El autor nos sitúa en el verano de 1939, en la Segunda Guerra Mundial, cuando Sarah una jovencita de 15 años, de origen judío, rubia y de ojos azules, pierde a su madre al intentar huir de Alemania y se encuentra sola. En su huida se encuentra con un espía británico, el capitán Floyd, que le promete sacarla de país si le ayuda en una misión. A partir de ahí, Sarah, con una nueva identidad, es enviada a un internado de la liga de muchachas alemanas para hijas de oficiales alemanes, en el que se las forma en la doctrina nazi, con la misión de hacerse amiga de una chica Elsa Schafer, hija de un científico nuclear. El estilo del autor es sencillo y ágil, muy visual tanto en las descripciones como en las situaciones, los diálogos... Está escrita en tercera persona y en algunas partes, evocados por la situación que vive en ese momento, tiene algunos flashbacks de la protagonista y su madre. Los personajes principales son dos: el capitán Floyd británico que sólo sirve de conexión con nuestra protagonista y del que pocos datos se nos da; y Sarah, un personaje que pese a su juventud es inteligente con una gran capacidad de reacción cuando se complican las cosas. El problema es que, al menos a mí la historia aunque fácil de leer no ha llegado a engancharme y la trama que por la sinopsis, parecía que iba a ser un libro con tensión por lo de una joven espía y judía infiltrada en un colegio de jovencitas nazis, se queda en una historia en el que la protagonista tiene que defenderse del acoso y odio del que es objeto por parte de las chicas alfa del internado a las que debe acercarse para cumplir la misión, dificultades que no vienen por ser judía sino por ser la nueva. A su favor tengo que decir que las últimas 50 páginas del libro si están llenas de acción, suspense y tensión y que el autor me sorprendió con el giro que le da a la trama. Pero a mí me ha faltado la emoción que se le presuponía a una historia con una temática de judios-nazis en el transfondo de la segunda guerra mundial. |
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