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La trama empieza muy bien: Una exposición de reliquias del Vaticano en el MET de Nueva York son robadas la noche de la inauguración. Con todos los invitados dentro, los ladrones irrumpen a caballo y vestidos como caballeros templarios y se llevan una caja extraña. Reilly es el oficial a cargo de la investigación y empieza a colaborar con el Tess; una arqueóloga testigo del asalto. La primera mitad me encantó, la investigación y ver que iba pasando con los ladrones acaparó toda mi atención. También los capítulos donde nos narra el autor la historia de los últimos caballeros templarios. Pero.... la segunda mitad no me terminó de convencer, se embarcan en una cruzada buscando un tesoro del que ni siquiera están seguros que exista. Nos meten una historia de amor con calzador y además se vuelve demasiado teológico para mi gusto. La religión no es algo que me llame excesivamente la atención y los rollos que nos cuentan sobre la Iglesia y los templarios, me aburrió bastante. Tanto me aburrió que fui leyendo todas esas partes por encima, porque se me estaba haciendo muuuuy largo. No es malo, pero no es para mi |
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