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ISBN : 8435006069
552 páginas
Editorial: Edhasa (30/11/-1)

Calificación promedio : 3.5/5 (sobre 2 calificaciones)
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Críticas, Reseñas y Opiniones (1) Añadir una crítica
jjglezl
 08 December 2023
“Yo, la muerte” es una obra centrada en los problemas de la tiranía y el fanatismo religioso.

Al finalizar la lectura de esta novela histórica de Hermann Kesten aquellos lectores que conozcan algo de la verdadera historia de su personaje principal, Felipe II, no podrán evitar un regusto amargo. Ello es así porque los hechos que se narran en la novela, al menos la mayoría de los mismos, fueron ciertos. de un Felipe bueno, amable y beato, que no era pero que así lo creíamos, pasamos a un cruel verdugo, cosa que, en verdad, tampoco lo fue. Ni santo ni demonio.

Con "Yo, la muerte", Hermann Kesten escribió una de las novelas más críticas y devastadoras sobre la figura no solo del rey Felipe II, sino de los gobernantes y asesores que le sirvieron. Tampoco se salva su padre, el emperador Carlos V, del que hace un retrato demoledor y tragicómico.

Felipe II, el rey en cuyos dominios no se ponía el sol, del que se decía que reunía todas las características del monarca ejemplar, es presentado en como un personaje temible y odioso, un tirano inyectado de fanatismo religioso que sometió a sus súbditos al dominio del terror. En realidad, Felipe II fue un déspota tirano que tenía la mente absorbida por la religión. Dominado por la idea de defender la pureza del catolicismo, que él creía amenazada al norte por los reformistas y al sur por el Islam, promovió y extendió las hogueras de la Inquisición y abocó a España al desastre económico. No fue un buen gobernante y su vida estuvo marcada por su carácter frio y receloso.

La novela retrata algunos momentos claves de la vida del monarca más poderoso de la cristiandad. Es verdad que Hermann Kesten se permite algunas licencias, necesarias para que funciones el engranaje de la historia, pero en lo esencial, lo relatado ocurrió ciertamente. Aunque para ser sincero hay que señalar que, a diferencia de su padre, Felipe II no escribió memorias ni permitió a otros escribir una vida oficial. Así, la mayoría de los estudios y biografías que sobre él existen, y que debe haber seguido el autor, proceden con bastante frecuencia de sus enemigos.

Hermann Kesten escribió la novela en 1938 y la primera edición aparecida en España data de 1994. Extraña que tardase tanto en publicarse en nuestro país.

“Yo, la muerte” es una historia novelada de carácter casi ensayístico en la que los hechos históricos predominan claramente sobre los hechos inventados. Su estilo es claro, su lenguaje culto. No abusa de las descripciones ni de los diálogos y solo en algunos momentos llega a cansar su lectura. El lector interesado en el personaje o del gusto de este tipo de narrativa quedará atrapado entre sus páginas desde el primer momento y no se sentirá defraudado tras su lectura. Es una obra de primera categoría que se lee muy bien. Es más, sentirá la necesidad de profundizar en la vida de algunos de sus personajes. Una novela muy notable que hará meditar y mucho al lector.

En la Alemania de entreguerras se puso de moda entre los autores de novela histórica los primeros Austrias españoles, llegándose a escribir una serie de novelas de mucho éxito. El propio Hermann Kesten había publicado en 1936 otra novela histórica sobre España; “Fernando e Isabel. El poder de la ambición”.

Hermann Kesten (1900-1996) fue un autor de éxito en su país, pero como judío que era tuvo que huir de su tierra natal ante el terror de Hitler. Hoy está prácticamente olvidado.
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Citas y frases (2) Añadir cita
jjglezljjglezl05 December 2023
-En España, la gente no se baña -explicó el confesor-. Los baños despiertan la lujuria. Una española piadosa odia bañarse.
- Bañarse no es cristiano -indicó el mayor de los tres médicos, un anciano de ochenta años que amaba a las niñas pequeñas-. Sólo se bañan los moros. Son paganos. También a ellos se lo prohibió el rey. Bañarse es malo para la salud. ¡Sólo se bañan los enfermos!
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jjglezljjglezl06 December 2023
- ¡Señor! ¿Se ríe el muerto de nosotros? ¿Es posible que todos los muertos se sonrían ante la extraña equivocación de los que creen vivir?
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