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Esta novela bien podría haberse llamado "Memorias de un ególatra consumado". Y consumido. Este es el relato autobiográfico del amor obsesivo y trasnochado, a veces también tierno, pero de corto recorrido y sabido desenlace entre el escritor Leo Percepied (alter ego de Kerouac) y la deslumbrante Mardou Fox, cuya exótica belleza (Mardou es de ascendencia afroamericana y nativoamericana) y misteriosa enfermedad mental son un constante reclamo para los miembros más destacados de la generación beat. Por cierto, no fue hasta la década de los 2000 que se desveló a la mujer real que había detrás de estos seudónimos, Alene Lee, amante de Kerouac y de Ginsberg, sempiterna musa; fue su hija la que contó su historia, devolviéndole su merecido lugar como una miembro más de lxs beat, intelectual e independiente, alejándola del mito de "ángel negro". En "Los subterráneos" hay muchas noches sin dormir y días que se confunden, garitos para beber y drogarse a destajo, ambientes cargados de humo, jazz y "amor libre", celos y rebeldía y el germen de la revolución cultural que supuso esta generación. La escritura de Jack Kerouac es experimental (es conocido como el padre de la "prosa espontánea") y caótica, y al mismo tiempo envolvente. Los párrafos son interminables, con subordinadas de 40 líneas, rellena páginas y páginas sin un punto y aparte con constantes diálogos consigo mismo (menos mal que se llama a sí mismo egomaníaco desde la primera página), descripciones en presente, flashbacks y flashforwards que confunden más que aclarar... Jo, me ha costado mucho seguirlo pero cuánto he disfrutado! Es tan interesante lo que consigue... Es una delicia leerlo, esta novela es jazz, y es swing, con su escritura es capaz de componer una melodía improvisada, rítmica, intrincada al más puro estilo del be-bop. Experimenta con la cadencia, la melodía y es alucinante leer cualquier párrafo suyo (de estos interminables) al margen del racismo y la homofobia que dejan entrever algunas líneas (hay escenas absolutamente repugnantes). A excepción de algunos poemas de Diane di Prima o Hettie Jones, no me había acercado aún a esta generación y me apetecía mucho hacerlo con una novela de las fundacionales. Me ha sorprendido. Para bien y para mal. Y pienso seguir leyéndolxs. |