En la carretera: El rollo mecanografiado original

Este libro lleva en mi casa años (bastantes) porque es uno de esos libros que hay que leer. El problema es que esos libros que hay que leer no suelen llamarme la atención. Y Kerouac, tampoco. Nada.
Hace unas semanas lo vi en una estantería y me acordé de que hoy (23 de abril) es el día del libro (traducido: "me portaré mal") y pensé que sacarlo de la lista de pendientes (y de mi vista, ya de paso) sería una forma de penitencia (no de contrición, porque el remordimiento no va a caber en las bolsas de los libros hoy). Os cuento (poco y mal, como siempre):
¿Es un mal libro? No; de hecho, reconozco su calidad ¿Me ha cambiado la vida? No, aunque ha estado a nada de provocarme un bloqueo lector. No hay un solo personaje que comprenda, que para mí tenga sentido o me interese. Es el tipo de personas a las que, en la vida real, ignoraría y no ocuparían un solo minuto de mi tiempo. A partir de aquí la continua búsqueda de una satisfacción inmediata sin sopesar las consecuencias es un continuo espacio-temporal en la vida de estos muchachos cuya vida para mí carece de interés.