Un libro lleno de tribulaciones, oscuridad y dolor. Gracias a sus increíbles descripciones y a la magnífica prosa de la autora, sentimos en cada página el dolor, la desesperación de un pueblo pobre (aunque esto se queda corto) e ignorante, donde la superstición y viejas creencias en hadas y duendes son la única salida o explicación que son capaces de ver. Si a esto le añades un niño con una enfermedad inexplicable, el drama está servido. Una historia ambientada en la Irlanda del siglo XIX, pero que bien podría haber sucedido en España, incluso ya en el siglo XX. |