Una maldición oscura y solitaria

Bella y bestia no son
Harper está esperando a que su hermano venga de un trabajo, pero no llega, y mientras espera ve cómo un hombre parece querer llevarse a una chica por la fuerza. Pese a lo que opine su hermano, ella no es una chica echada para atrás y va a ayudar a la joven, cuando va a golpear con la barra de hierro al hombre aparece en un mundo nuevo. Un castillo maldito, un otoño y sin posibilidad de volver a casa. ¿Qué motivará a Harper a colaborar con Rhen, el príncipe altivo y arrogante? Curiosamente el pueblo de Emberfall
Volvemos de nuevo con el príncipe que se convierte en bestia y con la bella con particularidades. En este caso la novela jugará con un cruce de papeles, donde la bella, Harper, no será tan bella, y desde luego el príncipe, Rhen, no será la bestia. Sin embargo, este planteamiento dice mucho de lo que en nuestra sociedad pensamos que son la bella y la bestia.
Harper es una chica joven que debido a una parálisis cerebral renquea de una pierna, sin embargo, gracias a la fisioterapia y su esfuerzo por valerse por sí misma, consigue salvar los obstáculos que el mundo le pone. No obstante, como os podréis imaginar, esa parálisis tiene una contrapartida psicológica que le hace dudar y desfallecer en algún que otro momento, pero da igual, Harper es una chica inteligente, activa, rápida y autosuficiente, siempre.
Rhen, el príncipe. Me es difícil hablar de él porque la novela, bajo mi punto de vista, intenta de una manera tan feroz que te caiga mal al principio a favor de Grey (su guardia, el hombre que secuestra a Harper) que me parece que el hecho de que me caiga bien está mal. Es un muchacho joven que ha sido frívolo y caprichoso porque se lo han permitido, sí, pero que se nos muestra ya como un hombre envejecido por sus pecados. Ha estado tanto tiempo luchando contra ellos, reviviéndolos que creo que no se puede arrepentir más. Despojado de todo sentido no sabe qué tiene que hacer ni con su pueblo, ni para romper la maldición. Fracasa tantas veces…
De la magia a la deriva política
Justo esta será una de las diferencias que encontraremos con el cuento original. Rhen no es un monstruo, sino que se transforma en él, y la mayoría del tiempo sí es un joven seductor. Por otro lado, no tiene una oportunidad contrarreloj, sino que ya ha tenido muchas, ya que cuando fracasa el tiempo se repite.
Será justo este aspecto lo que me lleve a pelearme con la novela durante dos meses. Si al principio os decía que para mí la complicación de la adaptación es el llano narrativo del enamoramiento, el problema que tiene esta novela es que esa fase es una pista de hielo que resbala al infinito casi literalmente. Esto sucede, según creo yo, por dos razones. La primera es que en la trama está tan asentado que el proceso de enamoramiento se repite tantas veces que lo convierte en un fenómeno estático: un escenario, una acción y dos personajes (en realidad tres, volvemos con el tema de Grey). La segunda es que como intenta que Harper sea tan «la superviviente» destaca rasgos que nos enseñan que puede con esa parálisis pero que en trama no son más con movimientos de peón (Harper se ha escapado a por un caballo, Harper ha trepado, Harper casi mata a Grey, Harper y Grey…).
Y todo esto dura hasta la mitad del libro (50% en Kindle, vaya). Hasta que Harper no se nos muestra como una posible líder y Rhen ve en ella un modelo a seguir y una compañera de gobierno la trama no se lanza. Será la política y sus entresijos los que salven la novela en su segunda mitad, a pesar de que tengamos que seguir leyendo lo torturado que está Rhen por los crímenes cometidos. Yo os juro que le daba un abracito al personaje.
Ah, ¿de verdad?
La verdad es que la novela me ha hecho flaquear en muchos momentos. Además, veía que a la gente le iba gustando y que estaban enganchadísimos. Y sabía por qué, pero yo no lo veía lo suficientemente explicitado, ni incluso que sea relevante tal y como está narrado. La primera parte de la novela se me ha hecho muy dura.
Sobre la segunda mitad, pues sí me ha gustado (excepto el epílogo) porque la autora se ha currado una trama política muy buena, y que va a seguir en la segunda parte de la novela, y porque tiene unos personajes con mucha personalidad, completos y con sus taras bien puestas. El estilo… pues sí, una vez que deja de lado el tema del enamoramiento engancha y va muy fluida, pero en el momento que intenta enseñar ese «bella y bestia son», bajo mi punto de vista no le termina de salir.
Os la recomiendo si queréis ir más allá y disfrutar que el amor no es algo físico, sino algo psicológico. Se buscan y encuentran compañeros no conquistas. La bestia… pues ya la conoceréis.

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