-¿Recuerdas cuando jugamos a las cartas y me contaste que tu padre solía decir que a todos nos tocan unas cartas y que debemos jugar con las que nos da el destino?
-Sí.
-Creo que estaba equivocado. Creo que nos tocan cartas y las jugamos, pero después recibimos más cartas. No creo que todo esté predestinado desde el principio. A lo largo del camino, podrías haber hecho una elección diferentes, y todo esto podría haber terminado de otra manera. El fracaso no es un absoluto. Que no hayas podido salvar a todos no significa que no hayas salvado a nadie.