Sigue lloviendo

El tiempo sigue corriendo aunque tú sigas aquí parado.

-Intento convencerme de que has dejado de existir pero de un modo y otro siempre terminas apareciendo de nuevo en mi vida. Cada vez que creo que te has ido, vuelves. Cada vez que pienso que puedo seguir sin ti, regresas cono si quisieses demostrarme que no es así.

Ella odia que le regalen flores. No soporta la idea de que algo tan bonito y delicado se marchite en apenas un par de días. A ella le gusta encontrarlas salvajes, en el campo, libres, e inclinarse y recostarse sobre la hierba húmeda para fotografiar los coloridos pétalos desde todos los ángulos posibles.

Se me disparan las pulsaciones en cuanto la veo. Es ella. Siempre ha sido ella. Y está ahí sentada, con esa actitud serena que se esfuerza por proyectar ante los demás.

No importa el inicio, importa el final. Y te prometo que será infinito, siempre que tú quieras.

Supongo que hay cosas de las que no se pueden huir. Da igual cuanto te alejes, los recuerdos siempre siguen ahí.

“Intento convencerme de que has dejado de existir pero de un modo u otro siempre terminas apareciendo de nuevo en mi vida. Cada vez que creo que te has ido, vuelves. Cada vez que pienso que puedo seguir sin ti, regresas como si quisieses demostrarme que no es así. Y no puedo, ya sabes que no, pero solo unas horas…solo eso.”

Cuando pienso que la indiferencia me consume, él llega y la aleja.

A veces me sorprende darme cuenta de que los detalles aparentemente tontos de la vida diaria son los que más tiempo han perdurado en mi memoria.

Pero es que a veces, cuando una mirada lo dice todo, las palabras están de más.