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Llévame a cualquier lugar nos encontramos, como no podía ser de otro modo siendo un libro de Alice, ante una historia sencillita pero que es de esas que enamoran y cuando la lees sientes una agradable y cálida sensación por dentro, además de que hace que el lector se sienta parte de la historia, que sea un personaje más.
La historia está narrada desde dos puntos de vista, el de Léane y el de Blake, lo que aporta, sin dudas, dinamismo e interés a la historia, además de dotarla de más dimensión pues vemos como se sienten y que piensa cada uno y nos permite conocer y entender a ambos mucho mejor.
Un punto a destacar es la presencia del humor y esto es algo que no me esperaba encontrar, o al menos no esperaba encontrármelo tan presente. La verdad es que, entre algunas situaciones, que son bastante divertidas, y algunas conversaciones, que están llenas de ironía, sarcasmo y chispa, la historia me ha logrado sacar muchas carcajadas y sonrisas.
A pesar de que sea una historia sencilla y de que no haya muchos giros, engancha mucho y una vez que te has sumergido de lleno en la trama, es imposible soltar el libro y siempre quieres más, siempre necesitas más, necesitas saber que pasará, que les depararán las siguientes páginas a Léane, Blake y compañía.
Como ya he dicho, no es que abunden los giros argumentales, pero tampoco es algo que necesite pues es una historia en la que todo va fluyendo, en la que van pasando las cosas poco a poco, sin prisas. Igualmente, los giros que hay, aun siendo escasos, me han parecido muy sorprendentes y, aunque no dan un giro total a la historia, sí que hacen que no sepas que esperar y te dejan descolocado.
Una de las cosas que más me llamaban la atención de este libro era el concurso periodístico. Creo que es algo muy original pues, al menos yo, no he leído libros con cosas así por lo que tenía muchas ganas de ver como lo desarrollaba la autora. La verdad es que me ha gustado, como digo, es algo original y que me ha parecido muy interesante, pero esperaba más de él, esperaba que tuviera más protagonismo y que no fuera tan secundario. No me habría gustado que fuese algo principal, pero sí que tuviera más notoriedad pues llega un punto en el que apenas se toca y eso me ha decepcionado un poco.
Una de las cosas que más me han gustado es todo lo que aprende Léane y, por consiguiente, el lector. Me ha gustado ver como se da cuenta de cómo son algunas cosas realmente en la vida, que lo que realmente te hace aprender no es estudiar hasta la extenuación, sino la experiencia, el cometer errores y aprender de ellos, que de todo lo que vivimos y de todas las personas que nos rodean podemos sacar algo, podemos aprender cosas…Creo que es lo más importante que adquieren Léane y el lector del libro, sin dudas.
La relación amorosa es de esas que tanto me gustan a mí. Me gusta muchísimo ese amor-odio que hay al comienzo porque el ‘odio' no conlleva intentar dañar o humillar a la otra persona, tan solo son piques y discusiones de esas con las que es imposible no sonreír porque ves que son simples tonterías. También me ha gustado como cada uno va dándose cuenta poco a poco de lo que realmente siente y cómo actúan en base a ello. La relación en si me ha parecido muy completa pues tiene pasión, es intensa, tierna, bonita y consta de muchos pequeños detalles.
El final creo que es el idóneo, no es que sorprenda mucho pues es el esperado, pero no me imagino otro final pues es genial, igual que el epílogo que me ha parecido una buena forma de hacer que sea un final más completo y reconozco que cerré el libro con una amplia sonrisa en los labios.
Los personajes están bastante bien definidos y construidos y, aunque reconozco que me gustaría saber más cosas de alguno secundarios, no he sentido que les faltase profundidad a ninguno. Léane creo que es una protagonista muy buena, divertida, cañera, con las cosas claras y bastante orgullosa, además de contar con ese ladito más frágil que hace que sea un personaje muy completo. Blake es de esos personajes que enamoran sin remedio. El poder leer cómo se siente y cómo piensa hace que se conecte más con él y que se acabe colando en tu corazón gracias a que es divertido, irónico, juguetón, pícaro y a que, como no podía ser de otro modo, tiene un ladito vulnerable.
