Es una historia muy típica japonesa, de las que se adaptan bien a una serie de televisión. La idea es buena, aunque el escenario sea restringido (ahora que lo pienso, también haría una buena obra de teatro), ya que todo sucede en el interior de un café de Tokio. La idea de los viajes en el tiempo siempre me llama la atención, y en este caso, con todas las reglas que conlleva, se hace entretenido. Sin embargo, para mí el punto flojo son los personajes: excesivamente estereotipados y bastante planos. Aún así, exceptuando la cuarta historia que me ha desesperado muchísimo, sus historias (aunque, una vez más, muy estereotipadas) son entretenidas. Es un libro sencillo y lleno de (sé que me repito) estereotipos, pero para pasar el rato no está mal. |