Kioto

Leer a Kawataba, premio Nobel de literatura 1968, siempre es una experiencia reseñable y en esta ocasión, también, deliciosa. Además, ‘Kioto' es quizá, la obra que me parece mejor para iniciarse con el autor, al menos de las que he leído.
 
¿Por qué? Recoge una historia sencilla pero profunda, con pocos personajes y una estructura clásica de introducción, nudo y desenlace; nada extraño que pueda echaros para atrás. al mismo tiempo, la ambientación, descripciones, costumbres y maneras son sumamente japoneses.
 
Tanto la ciudad de Kioto como la naturaleza que la rodea son dos personajes más de la obra y es algo que me ha maravillado. Si tienes la suerte de conocer la ciudad, sentirás que caminas de nuevo por ella, y ves a los personajes moverse por escenarios que has pisado. No son pocos los lugares de la ciudad - templos, callejones, cerezos que florecen y festivales - que se mantienen impasibles antes el paso del tiempo y simplemente, cambian de color, con cada estación.
 
La novela, ambientada a mediados del siglo XX, muestra un Kioto que fascina a los turistas occidentales y donde los locales, aún permanecen, en líneas generales aferrados a sus tradiciones. La historia nos presenta a una joven, Chieko, que descubrirá que no fue adoptada tras ser abandonada por una geisha, como siempre le han contado… entonces, ¿quién es su verdadera familia? ¿cómo llego a estar con sus padres adoptivos?
 
Además, sin ser el tema principal, ‘Kioto' nos habla también de la vida en los talleres artesanales, cómo estos pasaban de generación en generación y cómo sufren y luchan contra la desaparición los cambios en la industria y en las modas tras el fin de la segunda guerra mundial. En cierta manera, esconde una oda a la tradición, al encanto de lo antiguo, ¿acaso nos cansamos de ver los cerezos en flor cada primavera?
 
Pero sin duda, lo mejor de este libro es la forma de Kawabata de hablar de la naturaleza. Siendo capaz de transmitir y emocionar con su belleza pero también con lo efímero, donde el paso de las estaciones se convierte en el leitmovit de la obra. Descripciones llenas de simbolismo, que esconden secretos y capas de significados.  
 
Una novela sencilla, cautivadora y muy emotiva, solo puedo recomendarla

Hubo un tiempo, hace ya mucho, en que la ciudad de Kioto se llamaba Heian-Kyo, la ciudad de la tranquilidad, la capital, la ciudad donde los nobles y la familia imperial vivían alejados de todo sufrimiento, dedicados a la contemplación de la naturaleza, a la creación de las más hermosas composiciones poéticas, rodeados del fasto que se le supone, donde un día si, otro también, esa plácida vida estaba salpicada de ceremonias y festivales, en honor al fuego, al otoño, al bambú o al mismísimo invierno que, allí, en Heian, solía ser relativamente apacible.
Diez siglos más tarde, Yasunari Kawabata dibuja en su novela una ciudad apegada a esas tradiciones mientras el progreso, la occidentalización del país entero, llama a sus puertas con la intención de aniquilar todo aquello que dota de esencia a Japón, mientras la historia de una niña abandonada y que vuelve a reencontrarse con su pasado, se convierte en el hilo conductor.
Chieko, es la recién nacida abandonada y criada por un diseñador de kimonos, Takichiro, que junto a su esposa, Shige, la ha colmado de todo su amor. Sin embargo, el destino, tan caprichoso, hará que las sospechas de la niña, ya una preciosa mujer de veinte años, se conviertan en certidumbres al visitar una aldea de montaña donde descubrirá algo que trastornará su vida para siempre.
La literatura de Kawabata es lírica, elegante, intimista, tradicional, una literatura para saborear plácidamente, sin prisas, del mismo modo que se degusta una humeante sopa dispuesta en una cerámica Imari, se observa una delicada tela de algún taller del centro textil de Nishijin, o se admira la técnica daisugi que convierte en enormes bonsais a los cedros para aprovechamiento de su madera. Todo esto, además de la presencia sutil del amor, se encuentra en Kioto, una novela espléndida, con una atmósfera casi mágica, un cuento de navidad en el que el que el escritor deja su final abierto. Un placer de lectura, Kawabata en estado puro.

"Kioto" se centra en Chieko, una joven de 20 años que fue abandonada de bebé y la fortuna quiso que fuera recogida por una pareja adinerada, que vive gracias a un reconocido negocio de diseño de kimonos. Sus padres adoptivos la han tratado con cariño y le han brindado todo lo que ha necesitado. Un día por casualidad conocerá a su hermana gemela Naeko, que se crió junto con sus padres biológicos y trabaja duramente en las montañas de Kioto. El encuentro va a llenar de emociones a ambas hermanas.

Lo primero que destaca con Kawabata es la forma tan exquisita en la que nos habla de la naturaleza que le rodea. Me flipa estar leyendo un libro donde el simple hecho de narrar los colores de las flores o el tamaño de los árboles que muestra la escena, me emocione. Esto es lo que pasa con "Kioto". Es un canto a la belleza de la ciudad, de sus flores, de sus árboles, de sus estaciones. Y es que el gran protagonista para mí ha sido el mismo Kioto. En cada página me transportaba a la belleza del lugar, a las tradiciones de la época, a esa cantidad intermible de festivales y celebraciones con motivos muy diferentes, pero casi siempre centrados en valorar y celebrar esa naturaleza.

La lectura de "Kioto" es como un paseo agradable por un lugar bonito que te calma y te relaja. La historia se va tejiendo poquito a poco, sin prisa, dejando aflorar los sentimientos de los personajes, mientras los meses van pasando y las estaciones se van sucediendo. La delicadeza y sensibilidad con la que se presenta la personalidad de Chieko y como se siente ante el encuentro con Naeko me ha encantado. También me ha resultado muy tierna la relación entre Chieko y sus padres. El detalle de las dos violetas es precioso, ejemplo perfecto de lo rica en simbolismos que es la literatura asiática. Cada detalle por sencillo que sea, está contando algo.


La manera tan bonita y sencilla que tiene Kawabata de describir sus historias me encanta. Es de mis autores clásicos modernos favoritos, porque a diferencia de otros como Mishima o Soseki, me resulta mucho más sencilla su forma de contar las cosas. No es que los otros sean densos, porque tampoco es el caso, pero en comparación con estos dos sus libros se leen de una manera mucho más relajada. O esa sensación me dan los que por ahora he leído de él. En definitiva, una historia sencilla y dulce, que te va cautivando poco a poco a través de esas imágenes tan bellas que sus páginas evocan. Por ahora, junto a "Lo bello y lo triste", mi favorito del autor.

Un relato poético que te sumerge en el paisaje japonés, en sus tradiciones y en sus modos de vida. Ya conocí a este autor con el País de Nieve, y aunque me fascinó como describía todo y su relato costumbrista, el argumento no me pareció tan redondo como me ha parecido Kioto.

Para ser el primer libro que leo del autor me ha gustado mucho la sensación de tranquilidad y serenidad que transmite.

Los personajes de Kawabata apenas presentan una evolución, sino que son siempre personajes serenos y reflexivos. No lo veo como un problema, sino que demuestra que son personajes maduros y llenos de imperfecciones que ellos mismos van reconociendo.

Por otro lado, a lo largo de la historia, Kawabata nos sitúa en Kioto y los alrededores, describiendo las numerosas festividades que hay en verano-otoño y sus ceremonias.

He empatizado muy bien con Chieko, ya que es una joven preocupada por sus padres y por el negocio, pero que pretende afrontar su origen por muy horrendo que parezca. Además, es una joven decidida y que se expresa libremente. Tiene un carácter fuerte.

La novela en su mayoría es descripción, pero es amena y sencilla. El diálogo a veces puede ser algo confuso, ya que son personajes que suelen reflexionar mucho, dando casos en que hablan con franqueza sobre la vida. El narrador está en tercera persona, permitiéndonos conocer a los personajes con breves pinceladas.

Te la recomiendo sí te gusta la cultura japonesa o te gustaría empezar a leer algo sobre ella en formato novela y de forma amena.
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