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El comienzo es bueno. En apenas un par de páginas ya te ha metido de lleno en la historia y te sientes muy intrigado. Conforme avanzas la historia va ganando en acción, profundidad e intriga. Se va volviendo más compleja, pero siempre es fácil de seguir y entender. A lo largo de la historia vamos leyendo lo que piensa y siente el protagonista. Eso hace que te identifiques más con él y en ocasione sientas lo mismo que el siente, adentrándote así más en la historia. El autor va tejiendo una compleja e intrigante historia a base de pequeños detalles, cosas que aisladas no son para tanto pero juntas crean una auténtica locura. La trama es bastante desconcertante al no saber aún muchas cosas, lo que la hacía muy interesante. Hay varios personajes, pero todos están muy bien definidos y es fácil identificarlos y saber quién es quién. El autor juega de maravilla con el suspense psicológico. Se basa muchísimo en él, sobretodo en la primera parte. Sabe crear momentos y situaciones cargadas de dicho suspense, que incluso te crean paranoia y que finalmente no son tanto como parecen. Juega tanto con las apariencias como con la mente de las personas. La segunda parte en cambio es menos psicológica y bastante más, digamos, policial. Es más de un libro policíaco que de otra cosa, pero tiene momentos de suspense psicológico. La tercera y última parte es una mezcla genial de suspense psicológico e historia policial. Se va resolviendo todo, pero de forma muy sorprendente. Me pase gran parte de la historia totalmente desorientada. Cuando pensaba que las cosas iban a pasar de tal modo, sucedía algo que daba un giro de 180º a todo y me dejaba sin palabras. El final está a la altura, muy a la altura. Me gustó mucho y me sorprendió. El autor escribe con agilidad y fluidez. Hace el uso justo y necesario de los adjetivos y su pluma te transporta a lo largo de toda la historia casi sin que te des cuenta. Da un giro total a la relación médico-paciente, mostrándola de un modo completamente diferente de al que estamos acostumbrados. |
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