-¿A donde vas? -Tengo que irme -¿Tras ella? -Si |
-¿A donde vas? -Tengo que irme -¿Tras ella? -Si |
Predestinados a encontrarse, condenados a perderse.
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Hago todas estas cosas porque tú eres mi amor, Lucinda. Para mí eres lo único que existe.
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-Tengo que hacerlo. Te... te quiero, de eso no tengo la menor duda, y si te vas... - Si me voy, tu vida estará a salvo. |
- Me has encontrado- susurro Luce - Siempre |
Cuando se besan, una furiosa llamarada lo inunda todo…
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¿Depositar tantas esperanzas en el poder del verdadero amor -que ella apenas empezaba a conocer- era una ingenuidad?
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-Voy a decirte la verdad -dijo-. No me vas a creer, pero mereces saberla. Aunque pueda matarte. -De acuerdo. |
Miró alrededor de la biblioteca y la invadió una sensación de tranquilidad. Siempre le había encantado el dulce y ligero olor a viejo que solo una sala llena de libros despedía y se dejó llevar por el sonido suave y ocasional de las hojas al pasar.
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Era ella. Su sola proximidad le proporcionaba una sensación extraordinaria, como el calor que desprende un tronco cuando se resquebraja en la chimenea y va reduciéndose a cenizas. Lo sabía sin tener que volverse: ella estaba allí. Escondió el retrato entre el fajo de papeles que tenía en el regazo; de ella, sin embargo, no iba a poder esconderse fácilmente. |
Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.