La hija del relojero

La hija del relojero está dividida en cuatro partes: el bolso, los especiales, el verano de Birchwood Manor y luz cautiva. Los capítulos se enumeran de dos formas diferentes, indicando así que se refiere a un tiempo presente o a un tiempo pasado. Para el presente se usa la numeración arábiga y consta de 32 capítulos, mientras que para el pasado se usa la numeración romana y consta de 22 capítulos. En total el libro está dividido en 54 capítulos contados desde múltiples puntos de vista y épocas.

PRESENTE (2017)

La vida de Elodie cambia cuando, debido a su trabajo como archivista en Londres, se encuentra dos objetos que la arrastrarán a descubrir secretos de un pasado que fue enterrado años atrás. Por un lado, la fotografía de una hermosa mujer que despierta la curiosidad de la joven, que hace todo lo que está en su mano para descubrir su identidad. Por otro, el cuaderno de bocetos de un artista que contiene el dibujo de una casa que a Elodie le resulta extrañamente familiar.

Tras este descubrimiento tendrá que compaginar la investigación de tal misterio con su vida personal. Poco a poco y con la necesaria ayuda de personas de su entorno, irá tirando del hilo y desenterrando el pasado.

PASADO (1862, 1899, 1928 y 1940)

En el verano de 1862 un grupo de artistas encabezado por Edward Radcliffe, un joven y apasionado pintor, se reúne en Birchwood Manor, una casa alejada de la civilización y rodeada de naturaleza junto al Támesis. Pero una noche, el que iba a ser uno de los mejores veranos de sus vidas se convierte en una auténtica pesadilla cuando se suceden un robo, una desaparición y un asesinato entre las mismas paredes que tanto les habían inspirado. A partir de entonces ya nada volverá a ser lo mismo para quienes presenciaron lo ocurrido.

A partir de entonces la casa empezará a acumular historias y se refugiarán en ella personas que le irán dando vida.

Empezaré primero hablando de lo que sí me ha gustado. En primer lugar, la innegable capacidad de la autora de transportarte por diversas épocas y hacerte partícipe de lo que están viviendo los personajes. Su prosa y su estilo me han resultado de lo más destacable del libro y, sin duda alguna, aunque esta obra no haya cumplido con mis expectativas, le volveré a dar oportunidad a Kate Morton para sorprenderme.

Otro aspecto que me ha maravillado es la ambientación. Durante tres meses estuve viviendo en Londres y gracias a las descripciones de la autora he podido volver a pasear por sus calles y a sentir que estaba allí de nuevo. En alguna ocasión me he sorprendido sonriendo frente al papel, pues me venían recuerdos muy vívidos de la ciudad.

Además de todo lo anterior me han fascinado también las reflexiones acerca del tiempo: cómo su paso deja mella en las personas, el peso del pasado, cómo influye el momento que vivimos en cómo nos desarrollamos como personas...

Toda la historia está marcada por una profunda introspección sobre el pasado, el presente y el futuro.

Además, reflexiona sobre el amor como motor que mueve el mundo. El amor es, pues, un tema recurrente a lo largo de toda la historia, ya que conforma el motivo que lleva a los personajes a actuar como lo hacen.

Ahora bien, ¿qué es lo que no me ha gustado y ha hecho que el libro haya sido una decepción? En primer lugar la grandísima cantidad de personajes y su protagonismo. Mi problema no parte de que haya muchas personas involucradas en la historia sino de que la mayoría adquieren un papel protagonista en algún momento del libro. Hay tantas tramas entrelazadas y tantos protagonistas que al final no se consigue empatizar con ninguno. Cuando empiezas a sentir afinidad con alguno de ellos la autora decide cambiar el punto de vista en el siguiente capítulo y a lo mejor ese personaje que tanto te interesa no vuelve a aparecer hasta pasadas cientos de páginas. Considero importantísimo para mí conectar con las voces protagonistas, que te hagan sentir algo. Lo que sea. Si esto no ocurre difícilmente puedo disfrutar completamente el libro.

Por otra parte, conforme avanza la lectura hay más y más personajes y llega un momento en el que la autora te satura de información. al principio sigues leyendo esperando que todo ello sea significativo pero muchas de las cosas que cuenta son anecdóticas y para nada relevantes en la historia. Entonces, ¿para qué escribir cuatro o cinco capítulos dedicados a un personaje que luego no tendrá peso en la resolución de la trama? La lectura se vuelve tediosa y lenta, dando así la sensación de no avanzar.

En cuanto al uso de diferentes épocas en mi opinión ha querido abarcar demasiados años y el tiempo ha quedado desdibujado. Los saltos temporales muchas veces carecen de sentido y la lectura se vuelve caótica. En más de una ocasión me he visto intentando recordar en qué año estaba en cada capítulo y cuando por fin conseguía situarme a la siguiente página volvía a hacer un cambio de época. Por ello para leer esta novela hay que tener todos los sentidos puestos en ella porque en el momento en el que te despistes un poco ya no sabes ni en qué año estás ni qué personaje te está contando qué.

Para terminar, la resolución del misterio me ha convencido bastante. Sin embargo, el final lo encuentro un tanto precipitado y quedan frentes por cerrar. Además, como ya he mencionado, muchas de las voces que narran no son necesarias para este desenlace. El libro podría perfectamente tener 200 páginas menos y centrarse en un par de personajes, de esta forma se haría menos pesado de leer.

Concluyendo, iba con las expectativas muy altas pero ha sido una decepción. Sin embargo sé que le daré más oportunidades a la autora, pues sé que esta no es ni de lejos su mejor obra.


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