 |
La lectura de este libro es fugaz, ya que engancha desde el principio y cuenta con capítulos muy cortos. Es muy fácil decir: . Pero a la hora de dejarlo es igual de fácil seguir, porque por uno más no vas a dejarlo… El ritmo de su lectura, por tanto, es rápido y se acaba el libro en dos tardes tranquilamente. El argumento es tronchante a la par que inquietante: una habitación que solo el protagonista puede ver, y los demás se dan cuenta y piensan que está chiflado. al estar escrito en primera persona, solo conocemos la opinión de Björn, pero nos imaginamos que no está muy bien de la cabeza. No solo es cabezota, maniático y soberbio, también se le pasan por la cabeza ideas muy raras, pero a la vez con lógica egoísta. Este juego con el narrador, que nos cuenta su experiencia, pero obvia información que los demás apreciarían, es un detalle fantástico en este tipo de argumento, porque nos hace preguntarnos a veces si realmente el personaje tiene algún problema o son los demás los que lo tienen. No puedes por menos que ponerte a su favor en algún momento de la lectura, aunque al poco tiempo es fácil decidir que te equivocaste. Al parecer el autor, Jonas Karlsson, no solo es novelista y dramaturgo, sino que también es un actor afamado. Igualmente, es un escritor muy celebrado en Escandinavia, y no me extraña teniendo en cuenta esta, su primera novela. Si el resto está a la altura, me parece fenomenal que guste tanto en su país. |
>
