Chicas en tiempos suspendidos

Chicas en tiempos suspendidos no ha sido una buena elección para alguien que como yo está empezando a leer poesía. No porque sea difícil entender a Tamara Kamenszain o porque su mensaje no sea claro, sino porque sus páginas están llenas de referencias, de nombres, que no conozco.

Estoy segura que quien haya leído a mas autoras latinoamericanas, quien tenga una cultura al respecto, podrá disfrutar de otra forma de esta lectura. Yo no tengo el bagaje necesario, y creo que esa es la razón de que de lo que aquí quiere contar su autora, solo me haya llegado parte. Por eso no voy a puntuar este libro, no sería justo.

Eso no ha impedido, sin embargo, que muchas cosas que me hayan gustado. Para empezar el estilo, esa mezcla de poesía y ensayo que hace muy fácil su lectura para los "nuevos". Y la humildad de la autora respecto a otras autoras y mujeres importantes cuyo trabajo admira y camino reconoce.

También he disfrutado con determinadas reflexiones. Especialmente, con las referidas a la edad, al paso del tiempo y a la (no) soledad de esta pandemia que tanto nos ha hecho pensar y sobre la que reconozco, aun no me gusta leer. Quizá por ello "Chicas" es la parte que más me ha gustado.

Estoy experimentando con la poesía y soy consciente de que hasta que me sitúe habrá muchas Chicas en tiempos suspendidos. Tiene que ser así.

🌻
¿Por dónde comenzar? Esa es la cuestión.
A leer a Kamenszain tenía claro que comenzaría justamente por el final, por ese último libro que ha publicado en vida. Podría parecer un error pero no lo ha sido, ¡me ha encantado!
A hablar sobre el libro en cuestión ya no lo tengo tan claro. ¿Cómo dar voz a todo lo que he sentido? El libro me ha fascinado y cuando esto me ocurre las palabras se escapan, no llegan a mis manos y no permiten ser plasmadas.

'Chicas en tiempos suspendidos' es un hermoso homenaje a todas esas poetas que han marcado la vida de la autora y también la de distintas generaciones. Poetas que querían el mismo trato y reconocimiento que sus compañeros. Poetas que querían ser nombradas por su apellido, al igual que la propia autora lo anhelaba en su juventud. Un homenaje en el que he conocido a mujeres a las que no perderé de vista y me he reencontrado con otras que no eran unas desconocidas para mí.

Delmira Agustini, Cecilia Pavón, Blanca Varela, Estela de Carlotto, Amelia Biagioni, Marília García, Celeste Diéguez, Alfonsina Storni, Anne Carson. Nombres que se suman a mi lista de autoras que quiero descubrir. Nombres que no había oído en mi vida o solamente de pasada. Nombres que me han sacado una sonrisa porque me han recordado esos poemas que ya había leído escritos por ellas. Un homenaje en el que se palpa el cariño, respeto y admiración. En el que también nos la encontramos a ella, la autora, ya que sus vidas tienen similitudes.

Y sin embargo y sin embargo (como diría Kamenszain) no solo es eso, también me he encontrado una multitud de reflexiones y crítica. Da voz a términos que probablemente no existían en sus generaciones pero que sí se llevaban a la práctica, como femicidio o mainstream. Trata temas que eran tabú, como el aborto, del que se hablaba en susurros, y la lucha de las chicas del pañuelo verde. Y también hay lugar para las Abuelas de la plaza de Mayo.
Un primer acercamiento a esta autora argentina que me ha dejado con muy buen sabor de boca.
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