Narrado en primera persona, su autor (un escritor griego de éxito residente en Suecia) va a participar en una charla literaria y se queda atrapado en el hotel por la nieve. A partir de ahí, un cúmulo engarzado de sentimientos, reflexiones, emociones, retazos biográficos componen un libro delicado y apetecible, escrito de manera brillante y enganchando al lector a pesar de carecer de conflicto narrativo al uso. El autor nos habla de él, del miedo al papel en blanco, de su relación con I. Bergman, al que le encantaba "Kaspar Hauser" de Herzog, la distancia entre parejas curtidas amorosamente, la privatización de servicios del país, el trabajo para completar de sentido la vida, de una lectura de Zweig, de sus recuerdos familiares... El novelista no aburre, no cansa, a pesar de alguna consideración política severa, porque conecta en todo momento con el lector con un lenguaje delicioso y un estilo narrativo digno de elogio, además de deleitar e instruir. Estamos ante un autor interesante al cual vale la pena seguir.
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