La cigarra del octavo día

Tras más de diez años me reencuentro con Mitsuyo Kakuta con “La cigarra del octavo día”, una novela que esconde una historia increíblemente intensa y perturbadora camuflada con una forma de narrar centrada en la cotidianeidad, casi intimista, sobre los detalles del día a día.

En la primera página se narra el suceso que desencadena el resto de los acontecimientos. Tokio, 1985: una mujer entra en una casa, coge un bebé que dormita en su cuna y huye. ¿Quién es está mujer? ¿y el bebé? ¿Está en su sano juicio? ¿Qué pretende? Pues si tienes prisa en descubrirlo, no es tu libro. Kakuta te contará todo, pero a su debido tiempo. Antes te hará sumergirte en una larga huida y en un complejo proceso de construcción de identidad.

Al inicio decía que me parece una novela perturbadora, ¿por qué? La autora consigue que a ratos estés de parte de esa secuestradora que profesa amor absoluto hacia el bebé. Plantea importantes reflexiones sobre la maternidad, ¿es solo madre quien da a luz o también quien cría? Siguiendo con ideas interesantes, la obra deja pinceladas sobre la concepción del género que no esperaba encontrar en una obra así y que casan perfectamente. al pasar por el tamiz de la mirada de una niña, te hace plantearte cuanto de nuestra concepción del mundo y de las personas, viene dado por la educación y de ahí, la importancia de deconstruirnos.

La huida que marca la novela nos permite recorrer Japón, pero, sobre todo, nos enseña una colección de mujeres que se salen de la normalidad tan apreciada en la sociedad japonesa: una anciana a punto de ser desahuciada, integrantes de una secta, familias quebradas, prostitutas, mujeres que sufren abortos…, mostrando la absoluta situación de desprotección en la que se encontraban. Todo ello dentro de una historia donde, lo que prima, en la primera parte es el sentimiento de proteger a toda costa lo que queremos. En la segunda parte, todo cambia drásticamente, pero 🤐.

Esta novela es increíble. Os mantendrá en un constante conflicto, con un nudo en el estómago, os removerá por dentro y dará una visión diferente sobre el lugar de la mujer en Japón. Descorazonador e inspirador a un tiempo, ¡solo puedo recomendarlo!

"No voy a hacer nada malo. Sólo quiero verlo un momento. Sólo me gustaría ver a su bebé; eso es todo. Después pondré punto y final. Lo olvidaré todo y empezaré una nueva vida."

Mitsuyo Kakuta es, con más de cincuenta novelas, una de las escritoras más prolíficas del país del sol naciente. La cigarra del octavo día es su primer libro publicado en España, una obra cautivadora y de narrativa absorbente que va creciendo con el paso de las páginas. El viaje en primera persona durante cuatro años de una mujer que decide secuestrar al bebé de su ex pareja y huye desesperadamente, un evento que nos plantea una dramática aventura que constituye un análisis de la sociedad y sus diferentes estratos.

La novela se divide en dos partes ya que la autora nos ofrece la capacidad de saber qué pasó años después cuando ese bebé es ya adulto y no ha conseguido encontrar su lugar en la vida, cómo esa etapa marcó sus años venideros. Según Kakuta, esta novela sirve "como una reflexión sobre la maternidad y cómo en la sociedad japonesa a las mujeres les asignan de forma inmediata el papel de madres por el hecho de poder tener hijos. No todas las mujeres pueden, no todas las mujeres quieren, no todas las mujeres saben".

La cigarra del octavo día es una obra estupenda, tremendamente reflexiva que, durante este viaje de distintos momentos temporales y múltiples voces narrativas, nos veremos abocados a sopesar esas situaciones repletas de grises que nos plantea Mitsuyo Kakuta. Una de las mejores novelas japonesas que he leído en los últimos tiempos y con la esperanza de que se traduzcan al idioma de Cervantes más libros de esta autora.

“Yôka-me no Semi” 八日目の蝉


“Acaban de aprender algo sobre el ciclo de vida de las cigarras. Permanecen siete años bajo tierra y sólo viven siete días cuando salen al mundo. […] me impresionó mucho que esperasen tanto tiempo para vivir una vida tan corta”

“La cigarra del octavo día puede ver cosas que las demás no ven. Quizá no quiera, pero después de todo no es tan terrible. No hay necesidad de cerrar los ojos.”

Desde que empecé (en plan aficionada) a leer mangas y a ver algún anime, la literatura asiática se ha convertido en una asignatura pendiente.

Conocí esta novela hace mucho tiempo a través de una recomendación de otra lectora, pero mi gran decepción llegó cuando descubrí que estaba descataloga 😭
Ahora, por fin la tengo ♥️ (benditas reediciones).

Es un libro muy peculiar que captó mi atención rápidamente.
La sinopsis es tal cual, la primera página del libro… muy original y curioso, es un gancho que consiguió despertar mi curiosidad.
Sé que puede resultar perturbadora y siniestra, pero la portada, es brutal y me chifla ♥️

Es la primera vez que leo a Mitsuyo Kakuta, y estoy realmente sorprendida.
Me gusta como da vida a sus personajes, no los idealiza, y es capaz de transmitir sus sentimientos con una delicadeza y sensibilidad increíbles. Sin pretender condicionar al lector.

Escribe de una forma clara, sin pararse en nimiedades. Y me encantan los cambios de ritmo en la narración, a veces es lenta y pausada, y otras alcanza un ritmo muy loco que pone de los nervios, generando mucha tensión e intriga.

En esta novela se tratan temas que consiguen remover la conciencia, como: la maternidad, la infertilidad, el aborto, la vida caótica y frenética de vivir en grandes ciudades, problemas entre padres e hijos, problemas matrimoniales, las sectas que se esconden bajo “organizaciones” para captar personas que se encuentran en situaciones complicadas, el machismo y el desprecio sumado a las dificultades que se le imponen a las mujeres solteras y con hijos en la sociedad asiática, saber perdonar…

La novela tiene dos partes.
La primera es narrada por Kiwako Nonomiya, como si fuese un diario personal. Me gustó mucho y cuando se acercaba el fin, pensé que iría en decadencia.
La segunda parte es narrada por la niña (Kaoru o Erina). Es sublime y fue lo mejor.
El final de la historia me dejó sin palabras, esperaba un desenlace diferente y creí que los destinos de ambas serían de otra forma.

Como conclusión, es una historia dura que hace reflexionar sobre las decisiones que se toman en la vida y de las consecuencias que traerán consigo, todo eso con pinceladas de acción, misterio y muchísima angustia.

Mitsuyo Kakuta nació en 1967 y es una escritora muy aclamada en Japón.
Ha escrito cuentos, ensayos y mas de 50 novelas, también es ganadora de muchos premios literarios en su país.
En 2007 recibió el premio Chūō Kōron por Yōkame no Semi (La cigarra del octavo día) que por cierto fue un éxito en Japón, y también fue adaptada a una serie de TV y a una película.

Una mujer llevada por una falta de momento de lucidez secuestra a una beba y huye a la casa de una amiga suya a quien le cuenta que ha abandonado a su novio pero que se quedó con él bebe, renunciando a todo comienza una huida durante mucho tiempo.
¿Quién es esta mujer? Y ¿Quién es él bebe que ha secuestrado? Es algo que nos ira contando la autora a lo largo de muchos capítulos, sus razones que la llevan a este acto te mantendrán atrapada en la historia.
Kiwako nos refleja parte de los problemas de la maternidad, la fertilidad y los problemas sociales que rodean a las mujeres, la forma en que la autora nos narra la historia, que empieza con un toque perturbador y que termina con un sentimiento agridulce por como terminan Kiwako y Kaoru, como ella decidió llamar a la pequeña niña que crio.
La primera parte del libro trata de la odisea que pasa Kaoru en su huida entrando en diversas situaciones con tal de estar un poco de tiempo más con Kaoru y la segunda vemos la vida que le toca vivir a Kaoru y como los traumas del pasado la acosan.
Al inicio de la historia es difícil sentir compasión por Kaoru, y como lograba escapar con cierta facilidad de la policía, pero al pasar la historia puedes sentir como todos los sacrificios con tal de estar unos cuantos días más juntas como madre e hija te hacen querer que nunca sean descubiertas y que vivan bien como madre e hija, en medio de la historia nos van a ir mostrando diferentes mujeres y sus problemas con la sociedad japonesa, ancianas, prostitutas, mujeres que les han quitad todo, abortos y que van por la vida buscando un lugar donde sentirse seguras.
La autora tiene un modo hermoso de escribir, entre el suspenso y el amor, te mantiene atrapado todo el tiempo y te deja con ganas de más.

¿Hasta qué punto puede nublar el sentido el amor hacia otra persona? ¿Hasta poner en peligro, incluso, la vida de quién más se ama, o quizá de lo que más ama esa otra persona? ¿Es moralmente reprobable responder con daño otro previo?
El libro de Mitsuyo Kakuta también está lleno de preguntas, y no puede ser de otro modo porque la protagonista se va a saltar todas las reglas de comportamiento existentes y va a complicar, no sólo su futuro, también el de la familia de su ex amante. ¿El motivo? Penas de amor.
Es una novela apasionante que no te da tregua, por su intensidad, su frescura, su delicadeza, su ternura. Amor en exceso, por defecto, amor maternal, obsesivo, fraterno, amor en definitiva...quién lo probó lo sabe. Narrada en primera persona por Kiwako, una mujer que sufre la pérdida del hijo fruto de una relación con un hombre casado, y que decide secuestrar a la hija de éste. Desde ese momento madre e hija postizas huirán, hasta acabar en una especie de secta de mujeres en la que pasarán tres años, hasta que un nuevo suceso le hará huir otra vez, acabando en una isla donde la niña, Kaoru, seguirá creciendo, ajena a todo. Sin embargo en un descuido, ella siempre angustiada, alerta, precavida con todo, la imagen de Kiwako, en una fotografía durante la celebración de unas fiestas, da la vuelta al país, y la pesadilla, para ambas, llega a su fin… ¿O acaso acaba de empezar?
En ese momento, cuando el lector ya está acomodado a una historia, donde la protagonista cuenta, a modo de diario, su día a día junto a esa pequeña que a duras penas puede borrar el sentimiento de culpa, la vergüenza, y la desazón de saberse perseguida, a pesar de que se siente la mujer más feliz del mundo cuando cuida de ella y sus bracitos la rodean, el desenlace fatal del descubrimiento abre una nueva novela, y es Kaoru, Erina es en realidad su verdadero nombre, quién toma las riendas de la narración y cuenta su versión de la historia, su historia, a partir del momento en que la policía las detiene en el muelle, a punto de coger un barco para seguir huyendo.
Es una novela muy bella, contada con delicadeza, pero sin caer en la ñoñería, exponiendo lo peor y lo mejor de la condición humana, atreviéndose a indagar en lo más profundo del amor maternal, con madres muy diferentes. ¿Cómo de valioso es el amor de una madre? ¿Es incondicional, o el más egoísta? Pero es que además cuenta lo siniestra, arbitraría e injusta, que puede ser la suerte, hasta el punto de hacernos pensar en nuestras propias vidas. ¿Por qué tengo esta familia, y no otra? ¿Hubiera tenido más suerte si…?
Muchas preguntas, muchas, el libro está repleto de ellas, y no todas tienen una respuesta fácil, cómoda, y mucho menos agradable, pero están ahí porque la vida es así. No lo olvidéis: es preferible ser siempre la cigarra del octavo día... Un placer de lectura.
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