Dejó escapar un sonido suave, como una exhalación, y se inclinó hacia delante, con la cabeza gacha. El pelo tapó sus ojos. —No te preocupes por hacerme daño —masculló sin levantar la mirada—. Estoy acostumbrado. |
Dejó escapar un sonido suave, como una exhalación, y se inclinó hacia delante, con la cabeza gacha. El pelo tapó sus ojos. —No te preocupes por hacerme daño —masculló sin levantar la mirada—. Estoy acostumbrado. |
Respiraba despacio y profundamente, y su pecho subía y bajaba rítmicamente. Posé suavemente una mano sobre su pecho. Deseaba tocarlo, sentir el latido de su corazón bajo mis dedos. Tenía una expresión apacible, desprovista de amargura y de preocupación, pero hasta dormido parecía un poco triste.
|
Gregorio Samsa es un ...