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Casi se puede considerar esta obra como un estudio antropológico del mundo de las geishas, una obra literaria descriptiva que el autor conoce muy bien pues lo frecuenta. Un mundo que, al menos lo que el nos quiere enseñar, dista mucho del glamour y la elegancia, la sofisticación, el arte, con el que siempre hemos visto los occidentales este mundillo. Aparecen lo grotesco, la sordidez, y la crueldad. Con un comienzo desconcertante (¿Va a hablar de arquitectura? ¿Tal vez sea un diario?) está claro que es un intento de autoafirmación de la cultura japonesa frente al auge en aquellos momentos (1912) del mundo occidental al que por fin se ha abierto Japón. Una descripción donde modernidad y tradición se mezclan, y donde la poesía clásica, la manera de "hacer" literatura de los clásicos con el paso de las estaciones y la fugacidad de la vida está presente también. El mismo autor decía: "En Tokio e incluso en Occidente, no he conocido prácticamente otra sociedad que la de las cortesanas». Geishas rivales es un recorrido por los distritos del placer del Tokio de principios del siglo XX donde hombres de negocio, periodistas, cortesanas, escritores y artistas en general se dan cita con todas sus miserias...que son muchas. |
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