Queremos tanto a Glenda

Aunque el libro tiene cuentos notables, Historia con migalas, Texto en una libreta o Graffiti, mi preferido es el cuento que da titulo a todo el libro, un cuento donde la extravagancia e incluso la monstruosidad se revisten de normalidad, de noches de cine y café.

Decía Flaubert que “No hay que tocar a los ídolos, porque el polvillo dorado se queda entre las manos”. Yo creo que es aun mejor no tenerlos, no crear mitos. Este es el sentido de este cuento de Cortázar en torno a un grupo de fanáticos admiradores de Glenda, una afamada actriz.

Un cuento alegórico que utiliza muchos elementos del gran mito de los mitos, el mito religioso: la llegada del hijo arrepentido, el cisma, la diáspora, la herejía, la felicidad del séptimo día, el descanso después de la creación, ángeles, eternidad… Elementos religiosos que casan muy bien con el fanatismo de esta secta cuya primera tarea será separar y clasificar sus películas, o lo que es lo mismo, los “textos divinos” de los “textos apócrifos” Naturalmente en esa separación surgen disensiones, riesgos de cisma, rápidamente sofocadas en virtud de la uniformidad en torno a los grandes dogmas.

Pero, ¿qué pasaría si Jesús/Glenda volviera? El peligro es claro e inadmisible. Hay que preserva el mito... No se baja vivo de una cruz.