Mirando al sol

Mirando al sol se vale de personajes comunes y ordinarios para plantear cuestiones de marcado carácter filosófico pero también ingenuas y cotidianas.

Jean Serjeant es la protagonista principal que recrea su larga vida de una manera que en un principio parece inocente y simple para ir ganando calado a medida que supera dificultades y adquiere experiencia.

de ser una mujer dócil y sumisa en su matrimonio soportando años de continuado hastío y algún maltrato psicológico, pasa a tomar las riendas de su vida al conocer que va a ser madre con casi cuarenta años. Decide criar ella sola a su hijo y a partir de ese momento vivirá en una continua sucesión de empleos y mudanzas en una prolongada fuga sin motivo concreto.

Se percibe una clara evolución del personaje, ganando en seguridad y planteándose nuevas metas como viajar y conocer las siete maravillas del mundo o al menos las que a ella le parece que mejor responden a esa definición.

Cuando alcanza la madurez y con la intervención de su hijo ya adulto, se plantean temas de carácter más serio como la religión, el suicidio o la existencia de Dios (uno de los momentos más logrados del libro es cuando da hasta 15 respuestas a la supuesta intervención divina de una manera realmente original y divertida).

Es una obra bastante trabajada, que por momentos se se ha hecho densa, por momentos divertida y que recomiendo a lectores que gusten de lecturas pausadas y con contenido.