Poesia vertical

Voy a Juarroz, vuelvo y regreso. Muy a menudo, me encuentro, me reencuentro con el poeta cada vez que lo necesito, que son, como he dicho, muchas veces.

Salgo a buscar y beber en su fuente, que más que fuente es manantial de sabiduría honda, de entendimiento constante, de fuerza que no se desmaya.

Envuelta en su poemario soy y me siento enormemente tacaña, reúno con avaricia las letras, las palabras, los versos y el verso final en el que me detengo y lo retengo, lo estrujo , lo guardo en mí, avarienta, no quiero gastarlo, quiero su gloria y permanecer en él y así llegar al que le sigue para conservarlo, amarlo, quererlo y cuidarlo igual de bien, igual de entregada que lo hice con el anterior.

La morada en el que reúno lo escrito por Juarroz es mi alma, es mi corazón, es mi cabeza, es mi cerebro henchido de una belleza que no se cansa de estar, que no se agota, que permanece constante porque siempre, siempre, puedo volver a él .

Es Juarroz, un gran poeta argentino que quiso y supo crear unos extraordinarios poemas, reunidos en volúmenes, que comienza marcando una curiosidad sorprendente, todos reciben el mismo nombre, Poesía Vertical.

Un extraordinario poeta, cuyas peculiaridades por abundantes, son difíciles de contar.

En esta antología, nos encontramos los poemas separados en apartados desde la Primera poesía vertical hasta la duodécima poesía vertical. Los poemas están simplemente enumerados, pero sin título y sin referencias de ningún tipo. Depuración total.

Creación, rigor intelectual, singularidad y siempre invirtiendo la realidad.

Y es que, en esta su Poesía Vertical, Roberto Juarroz parece interesado en conseguir que el lector le siga y le persiga, parecería que quiere que le acompañemos para que él pueda acompañarnos, consiguiendo así, una simbiosis que se acercaría a la perfección, a la plena comunicación entre autor y lector.

Nos hallamos ante maravillosos poemas, de una increíble originalidad y en los que encontramos los problemas más auténticos, poesía de reflexión y de aventura por la imaginación.

Hurga el poeta en los espacios más recónditos, más torcidos, más oscurecidos, más difíciles de vislumbrar, de entrever. Nos adivina y nos cuenta que él entiende lo traslúcido, lo que se atisba pero no se adivina.

Y en ese sentido, por lo que él conoce y sabe que nosotros sufrimos, nos lanza con su poesía, un cable para rescatarnos, para auparnos hacia el conocimiento. Su poesía parece obstinada en sacarnos a la luz.

Para el poeta la poesía es el espacio donde conocer y también cuestionar. ¡Es buenísimo!.

Cómo me llama la atención, en su poesía, la forma en que pone de manifiesto todas las contradicciones y las oposiciones que después en un solo verso final, quedan eliminadas.

Veamos un fragmento de lo que el propio Juarroz nos dice sobre la poesía:

“Toda vida es sólo un amago, el anuncio o comienzo de un gesto. También la poesía es un amago, pero su ademán permanece, como si fuera algo más. El hombre y su lenguaje empujando implacablemente sus límites, desvestidos de todo cuanto no sea límite, desvistiéndose de aquello que ahora lo es. Suprema afirmación, es también lo más cercano a la suprema negación. La grandeza concreta de la poesía, como la de la vida, consiste en no estar hecha. Un salto siempre más allá, el salto que nos hace posibles.”

Y así es, se trata de un gran poeta de instantes, como lo calificó Octavio Paz. Sus poemas son preguntas por el mundo, los seres humanos y también las palabras.

Una intensa preocupación por los límites del lenguaje y de las palabras. Se une Juarroz a Wittgenstein, que reflexiona sobre este asunto, al afirmar que “ los límites del lenguaje son los límites de mi mundo”.

Cuando leemos un poema , llegamos a su verso final y entonces surge algo increíble, nos anima a regresar de nuevo al principio del poema.

Es poderoso, me ha encantado releer sus poemas, he disfrutado mucho, ya que son increíblemente inteligentes, también emocionantes e impregnados de sensibilidad.

Y, por supuesto, con significaciones enigmáticas. Una gran lectura y una aventura necesaria.

En Juarroz, leer un verso, un solo verso de cualquiera de sus poemas, asegura el deseo y la determinación de seguir profundizando, leyendo y aprendiendo de este enorme poeta, de sus infinitas lecciones de vida.