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Que Juan Pablo Villalobos ganara el Premio Herralde con esta novela es ya una publicidad muy buena que hace que te acerques a su literatura. Además, si se ha disfrutado de algún otro libro del autor, la apuesta es segura. Una vez más, el humor es que gran protagonista de la novela del autor mexicano. En más de una ocasión saca al lector una sonrisa, con humor fácil, pero también con ironía y juegos de palabras. Esto hace que la lectura se haga más rápida y amena, y cuando menos te lo esperas, estás acabándola. Se nota a la legua que el autor conoce personalmente los distintos emplazamientos en los que da lugar la acción, pero si te queda alguna duda, no hay más que leer la nota final de agradecimientos, para hacerte una idea de que vivió en la misma calle que el protagonista, paseó por la misma Barcelona que él, estudió en la misma universidad. Cualquiera diría que se trata de una novela autobiográfica, pero nada más lejos de la realidad. Juan Pablo autor y Juan Pablo protagonista tienen muchos puntos en común, pero distan mucho el uno del otro. Aún así, es divertido el imaginarse que estas situaciones surrealistas pudieron sucederle a una persona real. La lista de personajes secundarios es hilarante: un primo con aires de grandeza, un mafioso mexicano, un chino sin nombre, un Pakistani gay… ¿Cómo puedes encontrar a personajes tan diferentes entre sí juntos? Juan Pablo Villalobos sabe cómo hacerlo, y lo demuestra en esta divertida novela con gran maestría. |
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