Neopiel

El mundo que plantea Juan Antonio Oliva Ostos resulta estimulante en un comienzo. Oscuro, inquietante, con algún toque ciber punk que poco a poco se diluye a medida que se van presentando todas las fichas que va a colocar sobre el tablero.
En la contraportada dice "no es ciencia ficción pero casi. Es tal vez fantasía oscura, pero quizás no. Tiene gotas de terror y gore...". Puede que este sea el mayor problema, justo que no es ni una cosa ni la otra ni un término medio que muestre cierto equilibrio en su construcción, más caracterizada por un ritmo vertiginoso que por la sobriedad y credibilidad de los argumentos. Es incuestionable que desde el momento en el que el autor activa el modo "todo vale porque esto es género fantástico", como lector hay que relajarse en el sofá como cuando te dispones a ver un capítulo de the walking dead, porque quizás esa sea la mayor debilidad de Neopiel, algo que muchos lectores entenderán como fortaleza: parece más la novelización de una película que un libro en sí. Una película, si cabe añadir, cuyos elementos son piezas de otras muchas películas conocidas: un poquito de Blade, otro poquito de Resident Evil, otra pizca de la isla del doctor Moreau, algo del en busca del arca perdida, un boss final de videojuego...
Y con tanto hecho, el autor se olvida de trazar bien a sus personajes, que se quedan en simples carcasas de piel, vacíos de contenido, erráticos y azarosos. Ahora te amo, ahora te odio, ahora te mato, ahora te añoro.
Un libro entretenido, sin mucho más. Tal vez lo hubiese disfrutado más si me hubiera adentrado en él con la etiqueta de literatura juvenil.