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Crítica de CARMINA


CARMINA
09 June 2020
El Alano es una novela con una gran documentación detrás, que se ambienta en una época convulsa en la que Hispania estaba a merced de bárbaros disputándose lo que quedaba del otrora espléndido Imperio Romano que abandonó a sus habitantes la mayor parte de las veces a su suerte y al saqueo constante de los pueblos invasores, suevos, vándalos y alanos que tejían alianzas unos contra otros según evolucionaban sus intereses en las distintas zonas.

Esta gran labor de documentación en un periodo que la literatura no tiene nada trillado, también ofrece grandes lagunas y ahí es donde el autor se ha tomado alguna que otra licencia en beneficio de la trama y para acercarnos una parte de nuestra historia bastante lejana y olvidada en los currículos educativos, de forma llevadera e incluso adictiva, porque de la mano de Attax viviremos todo tipo de situaciones, incluso participaremos en alguna que otra batalla y entrenaremos nuestro cuerpo y mente para entrar en combate.

Últimamente no tengo el vicio de recorrer las páginas finales de la novela nada más empezarla, o cuando la llevo mediada, y en esta ocasión me he perdido un par de glosarios, uno con términos latinos y otro con las referencias a las ciudades en las que se desarrolla la acción, recomiendo acudir a ellos para situarse mejor en la historia y disfrutarla al máximo.

Narrada en primera persona por Attax, la novela se vuelve más intimista, y el lector,al menos así me sucedió a mi, liga su suerte a la del bárbaro pagano que te roba el corazón con su humanidad desde las primeras líneas. Y es que a pesar de haber sido educado y entrenado para guerrear nuestro gigante rubio es capaz de adaptarse a numerosas situaciones y así lo vemos en Hispalis paseando entre olivares, ejerciendo de guardaespaldas de un terrateniente, ajustando cuentas con algún ladrón, o atendiendo a los entresijos de la producción del aceite. Nada hacía presagiar que el león seguía agazapado en su interior, un viaje a Corduba, la amenaza de invasión sueva y el reencuentro con el vándalo que lo acogió en su niñez cuando murieron sus padres, lo lleva a colocarse la cota de malla y a coger de nuevo la espada.

Esa nueva aventura le enseña la amargura de la esclavitud, un viaje en condiciones penosas hacia el norte y la pérdida de sus compañeros de penurias. Comienza un nuevo periodo de adaptación en Conimbriga de la mano de Quinto, un romano del que llega a ser mano derecha y lograr la manumisión, en este caso se pasea entre cepas y cría caballos. Y nuestro alocado mozalbete conoce el amor junto a Aspasia una hispana menuda y pizpireta a la que ligará su suerte y con la que llegará a regentar una taberna en Lucus Augusti cuando la tragedia se vuelve a cernir sobre ellos y tiene que desplazarse junto a Marco en busca de su tio.

Y de nuevo se cierne sobre ellos la amenaza sueva y el fragor de la batalla resuena en la cabeza de Attax que tiene que abandonar la confortabilidad de una vida sedentaria junto a la mujer que ama para ser fiel a la promesa que le hizo a su señor. Con la vitalidad de la juventud ya mermada y sitiendose responsable de los mozalbetes que lleva a su cargo vuelve a recorrer los caminos repletos de asaltadores y amenazas continuas hasta unirse al ejército godo.

Las descripciones bélicas son uno de los platos fuertes de esta historia, narradas con tanta profusión de detalles que el lector se ve inmerso en la lucha, en el choque de espadas y en el entrechocar de caballos y escudos. Tal es el realismo de las escenas épicas que te quedas ganas con ganas de más, aunque tu espíritu no sea nada guerrero.

Jose Zoilo ha sabido crear el PERSONAJE, sí en mayúsculas y sin temor a que me llaméis exagerada. Attax es de los que llegan para quedarse a vivir en el corazón de los lectores, porque a pesar de ser un bárbaro aculturizado, que conserva algunas costumbres de un pueblo que a penas llegó a conocer, tiene rasgos tan humanos que te roban la voluntad. Pero a ese acierto hay que sumar que todos y cada uno de los personajes con algo de peso en esta historia está creado con mimo, con tanta profusión de matices que en ocasiones llegan a tal realismo que traspasan el papel. No sabría con que secundario quedarme, la aspereza de Gelimer me atraía, las maneras finas de Anderico me sorprendieron, la humildad de Quinto hizo que me quitara el sombrero, la cabezonería y constancia de Marco se ganaron mi simpatía. Aspasia uno de los pocos personajes femeninos con peso me hizo sonreír en más de una ocasión y me dieron ganas de zarandearla en otras pocas. Galieno se ganó mi admiración y el pequeño britanno me enamoró. Y que decir de la mole de Ibbas o del culturizado Sallas.

Son muchos los personajes que desfilan por esta novela y sólo he nombrado algunos de ellos, porque para mi ha sido un placer ir descubriendolos a medida que avanzaba la trama. Lo realmente importante es que a algunos de ellos los acompañas durante un largo trecho y los ves evolucionar, madurar, caer, levantarse, caer en desgracia, avanzar, tomar decisiones importantes. Arriesgar la vida por una promesa, por venganza, o por la necesidad de defender una tierra que sienten como propia.

Lealtad esa palabra tan en desuso en nuestros días y que tan poco valor parece tener, es la que mueve todas y cada una de las acciones de Attax, que siente el peso de la palabra dada tanto como el de su spatha durante la batalla. Amistad otro concepto con mucho peso y que en esta historia tiene un amplio recorrido en muchas acepciones, tanto como el amor, las pérdidas materiales y afectivas que a veces sacuden a los personajes con la fuerza de tsunami.

Muchas son las razones para sumergirte en las 540 páginas de El Alano que seguro que se irán diluyendo entre tus dedos como lo hace la arena. Seguro que te mantendrá en vilo durante toda la narración y te dará la sensación de que compartes un café con un antiguo compañero que te cuenta batallas que te has perdido y que te hubiera gustado presenciar, aunque a su lado las vives con igual realismo.

Conclusión:

Jose Zoilo ha creado no solo un personaje potente que sostiene toda una trama épica, si no que ha acertado con la voz narrativa, no es fácil llegar al lector con una primera persona, pero Attax consigue conquistar a quien se acerca a sus páginas, consigue mantenerlo en vilo y pegado a sus devenires, y no contento con ello, consigue que tras devorar más de quinientas páginas te quedes con ganas de más, de seguir a su lado viviendo más aventuras.

Sorprende la fuerza narrativa del autor en las escenas bélicas, y al mismo tiempo el realismo que consigue transmitir. Los personajes tan cuidados y ricos en matices a los que odias o te atrapan irremisiblemente. Las costumbres barbaras y paganas en contraposición con las cristianas.

Una novela que puede gustar a un público muy amplio porque tiene muchas tramas y subtramas y a pesar de ser el género histórico el que predomina al tratarse de una ficción histórica, hunde sus raíces en tantos aspectos como la vida misma, dándole mucho realismo a lo que el autor con una prosa cuidada y alejada de los artificios superfluos pretende transmitirnos a través de las vivencias de su carismático personaje que a la postre es un SUPERVIVIENTE, en mayúsculas.

¿Te animas a conocer a Attax? Si te acercas a El alano por recomendación de este blog hazme llegar tus impresiones.


Enlace: https://detintaenvena.blogsp..
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