Mi planta de naranja lima

Quisiera empezar esta crítica diciendo que este fue el único libro que me hizo llorar.
El libro aborda varios temas: las amistades, las pérdidas, la tristeza, lo duro de vivir con una familia disfuncional y pobre, etc, etc, etc.
Realmente Vasconcelos ha escrito una historia conmovedora que te atrapa desde la primera página y cuando logras soltarlo te das cuenta de que se acabó.
son 200 páginas que se leen fácilmente y cuando lo acabas quieres que continúe.

Pd: lo siento si me olvidé de alguna tilde es mi primera reseña y tengo 13 años.

La ternura de un niño de 5 años hecha libro, esa es la mejor definición. Una novela en la que Zeze nos lleva de la mano entre sus fantasías, sus travesuras, entre la alegría y la tristeza, en la pobreza extrema que le hace entender y pensar como grande en forma muy temprana, donde conoce el significado de la ternura, pero también del dolor.

Pasé llorando más de la mitad del libro porque la narración es impecable, te mete en la mente del niño, su forma de ver el mundo con su inocencia fantasiosa a la vez de una madurez que solo el dolor y la pobreza pueden dar. Temas de reflexión hay por doquier, es un libro hermoso en su tristeza, no puedes parar y no lo quieres abandonar tampoco.

Dios proteja a tantos niños como Zeze que ayer, hoy y desgraciadamente mañana también, no solo en Brasil, sino en tantos lugares de este mundo, viven limitaciones, agresiones físicas y emocionales, y que solo necesitan recibir amor y atención para ser felices aún en esas condiciones.

Gracias chicas del club de lectura contemporánea por darme la oportunidad de leer tanta triste belleza.

A dos millones de lunas de distancia de lo que considero una prosa virtuosa y lo que me encuentro en este libro, Vasconcelos me decepciona. Y, además, por todo lo alto.

Historias tan tristes como la de Zezé, abundan en la literatura, y, aunque el mensaje importa, también lo hace su escritura, por mucho que se esconda en un niño de 5 años.

Brasil, siglo XX. Nuestro protagonista vive en una familia numerosa, dusfuncional y de extrema pobreza.
Algo revoltoso, Zezé es blanco fácil de las frustraciones de todos aquellos con quien convive.
En especial, de su padre.
Lo muelen a palos varias veces al día. Con saña, dejándole heridas físicas y mentales.

Entre sus idas y venidas del colegio, el infante se busca la vida. Hay mucho de picaresca en lo narrado, pero no me ha gustado ni un poco, la forma de hacerlo.

Su refugio es un amigo que solo escucha, pero que siempre está esperándole en el mismo sitio. Un pequeño árbol de naranja lima, al que Zezé le contará sus secretos, sueños y temores.

Algún refugio tiene en los adultos, su maestra y en especial "el portugués" aunque esta es una relación mal vista.

Pero la situación en su hogar va minando su resistencia llevándole a la profunda tristeza y a las puertas de la derrota.

Mi planta de naranja lima es un drama social y familiar puesto en la voz de un niño. Es imposible no estremecerse ante el maltrato o sentir una inmensa ternura por un ángel al que llaman diablo que goza de gran sensibilidad, imaginación e inteligencia desbordantes, pese a su corta edad.

Entiendo perfectamente que el libro tenga valoraciones tan altas, la historia es dura, triste y lo merece, pero eso no cambia mi forma de pensar ni mis gustos , y como contra ellos no puedo luchar ni vencer, mejor ser su aliado.

Lo cierto es que durante todo el proceso de lectura me he sentido muy incomodo con las forma de expresarse del autor.

Una obra, sin duda, original, pero en mi opinión, con ciertas carencias en su ejecución, por mucho que se quiera poner en la voz de un niño.

Aún estoy llorando! Esta es una historia llena de sentimientos, de ilusiones, de ingenuidad, de tremenduras, de realidades y de maltratos. Una historia como la de muchos (sobretodo en Latinoamérica) que me ha llegado hasta lo más profundo de mi corazón. Sus líneas me envolvieron desde el primer momento y me sentaron bajo la planta de naranja lima y viví con ellas una hermosa historia

Una historia con tintes autobiográficos tan preciosa cómo triste. Narrada desde la voz infantil, tierna e inocente de Zezé, un niño de 5 años muy inteligente, curioso y travieso.

En el Brasil de mediados del S- XX, Zezé vive en una familia numerosa atrapada por la pobreza, donde los niños deben crecer rápido para ayudar, para cuidar a los hermanitos menores y donde no hay espacio para la ternura, una casa sin juguetes ni navidad. Con unos padres amargados por su miseria, que descargan su frustración con un niño un poco revoltoso, propinándole unos castigos y unas palizas descomunales hasta enfermarlo.

Zezé encontrará refugio en dos grandes amigos, un arbolito de naranja lima al que le cuenta todos sus secretos y Portuga, el propietario del coche más bonito del mundo. Ellos y la maestra serán los únicos que conocerán su gran corazón y le darán el cariño que merece.

Una historia muy conmovedora y emotiva que produce una inmensa tristeza y frustración al observar el maltrato infantil en una época en la que estaba totalmente normalizado y la pena en el alma de un niño convencido de que nadie le quiere, seguro de ser el mismísimo diablo y merecer las palizas que le dan. Un niño al que le duele más el alma que el cuerpo.

Una novela breve que se lee con el corazón encogido, un nudo en la garganta y una lágrima asomándose, pero que es tan tierna, tan bella y bien contada que merece la pena ser leída.