Un corazón roto se viste de amarillo: Bienvenidos al Hotel Secreto

Una historia que suma
Diego es un joven gallego que un buen día es trasladado por los militares franquistas a un hotel alojado en un monasterio. La razón por la que le hayan llevado allí no la conoce muy bien, pero espera que su estancia sea lo más breve posible y que sus padres acudan pronto a buscarlo. Mientras tanto, nos irá contando el día a día de este particular hotel y sus inquilinos.
Como algunos ya sabréis, la época de la Guerra Civil y el franquismo no es que sea mi favorita a la hora de leer, creo que es muy complicado hacer una historia sobre un acontecimiento histórico tan «reciente» sin que moleste a alguien. Sin embargo, las pocas que he leído para el blog han estado bastante bien y esta no ha sido menos. Como hemos dicho, la historia comienza cuando Diego entra en el Hotel Secreto como inquilino, a partir de este momento nos contará la historia del resto de sus habitantes siempre desde el punto de vista y entendimiento de un muchacho, que no es para nada un punto de vista inocente, sino ingenuo.
En el trascurso de su estancia encontraremos a todo tipo de personajes y con ellos todo tipo de historias, y esto es algo que particularmente me ha gustado. Si bien es verdad que existen unos malos, los soldados franquistas que guardan la seguridad del hotel, también es cierto que a través de los inquilinos tendremos noticia de las acciones violentas llevadas a cabo por el bando republicano. Los inquilinos republicanos no son tratados en la novela como víctimas de la guerra, sino que estarán custodiados en el hotel no por «rojos», aunque se les deprecie por ello, sino por cuestiones de índole moral o personal, que el autor ha sabido narrar e ir descubriendo muy bien. Esto da la oportunidad a los personajes no de ser condenados en primera instancia por el lector, sino de entonar el mea culpa por sus acciones y una vez que las asumimos (las de unos y las de otros) nos permite ver lo que soportaron en concreto ellos una vez que esta terminó.
Así, a través de la mente y la mirada de Diego entendemos la complejidad de la época de postguerra y lo que tuvieron que hacer muchos para poder sobrevivir: cambiar de bando, traficar con bienes de primera necesidad… También, podemos comprender cómo era el mundo rural gallego, tierra en la que sucede la acción, ya que la novela abunda en los sucesos de los pueblos de esa región. Pero sobre todo, podremos reflexionar, partiendo de la mirada de un muchacho, sobre la condena a la homosexualidad, la traición, las historia de familia… y todos aquellos desastres que fueron consecuencia de la guerra.
Un poco más…
Si habéis leído novelas de la postguerra española todas poseen, al menos a mi parecer, cierto toque de irrealidad e irreverencia. Fue tan impactante la guerra y sus consecuencias que cada vez que se narran sucesos de esos momentos nos parecen increíbles, o más bien inconcebibles. Esta sensación de irreverencia e irrealidad la he encontrado también en esta novela, ya que el sentido y la exposición de la trama la acercaba a las novelas más famosas de la época como Los girasoles ciegos, por ejemplo. Sin embargo, en esta novela me ha dado sensación de inseguridad todo el rato, aunque me tenía completamente enganchada, había momentos en los que sentía que la trama no estaba cohesionada. ¡Pero!, esto tiene una explicación que no puedo daros.
Unido a esto que os acabo de decir, hay un momento al final de la novela que me ha gustado mucho y que quizá por eso se me ha quedado corto o quizá precipitado. Creo que, si se hubiera extendido el autor un poco más en los dos últimos capítulos, la novela hubiera quedado más cohesionada, respetando claro ese giro que da al final.
Ayudando y disfrutando
Ya os recomendé la novela simple y llanamente por su labor solidaria, porque es necesario que llegue dinero para las investigaciones de esa enfermedad que parece que pilla a todo el mundo. Sin embargo, ahora os la puedo recomendar doblemente, literariamente es una novela que nos engancha y que nos enseña las dificultades de aquella época, aunque todo sea fábula, aunque nada sea real. Además, el autor ha sabido ir desatapando poco a poco las cuestiones a resolver y, aunque a veces la trama no queda del todo consistente, el final nos revela qué era eso que nos incomodaba en la lectura. El estilo del autor se adapta a los personajes, a la época y ayuda al lector a engancharse y preguntarse qué pasará después.
En definitiva, una novela corta, que se lee muy rápido e ideal para regalar estas navidades o para darse un capricho. Espero que os guste.

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