El pueblo estaba lejos. Todos los pueblos están lejos, hasta los que están cerca, porque su misma esencia los aísla.
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El pueblo estaba lejos. Todos los pueblos están lejos, hasta los que están cerca, porque su misma esencia los aísla.
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Hay siempre, latente, en el hombre, un deseo de barrer alguna vez. Todos barreríamos, si alguien no hubiese dicho que eso es ocupación de mujeres.
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Las hojas se ponían amarillas, color de galleta, y empezaban a enseñas sus huesos.
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No, no, porque las ánimas del Purgatorio están desnudas, generalmente, y gimen, rodeadas de llamas de alcohol. Aquí, ni llamas ni torsos desnudos, ni gemidos ni súplicas. Por el contrario, reina una feliz tranquilidad. Hay rostros placenteros entre los supuestos condenados.
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Morirse es ver unos puntitos luminosos en el aire, es hundirse más y más en la cama, como si el truco fuera salir por debajo. Sentir frío y calor, que dan vueltas. Irse olvidando, y nada más que morirse, de una vez.
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Evidentemente tienes que ensayar mucho ante el espejo para que te salga bien porque hacer desaparecer dinero no es tan fácil, a no ser que seas banquero o tesorero de un partido político.
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Los médicos se encogieron de hombros, tanto que las americanas se les quedaron como colgadas en sus perchas.
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Dichosos aquellos que, pasado el profundo dolor de su partida, dejan tras sí un rastro de risas entrañables.
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La edad de la inocencia