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La familia Galeano está al borde del naufragio. Padre, tía y 5 hijos (4 hombres y una mujer). Estos últimos van volviendo progresivamente a la enorme casa familiar lisboeta de 5 pisos del Largo do Corpo Santo, cual si fuese la balsa a la que agarrarse para tratar de mantenerse a flote. La marejada de la crisis económica les zarandea, amenaza con hundirles, no les permite avanzar, como peces perdidos que no encuentran la salida hacia el mar ni tampoco la ruta que les permita volver río arriba. Una casa cercana al río Tajo, allí donde se encuentra con el mar formando ese accidente geográfico llamado estuario, donde lo salado y lo dulce se encuentran y se unen, en el que abundan multitud de especies. Esa casa es en sí misma un estuario compartimentado donde se mezclan la burocracia y la prisa, el amor y la espera, el deber y el poder, el silencio y los propósitos, la 'Oda Marítima' de Álvaro de Campos y 'La Ilíada', habitado por tipos diversos de seres humanos, cada uno con sus preocupaciones y sus sueños: la obsesión por escribir un libro, el cuidado de los hijos y de la tía impedida, la apuesta en la que va todo a una botella, los bienes que hay que vender o los dos barcos atracados desde hace años que suponen el problema central de todo. Miembros de una familia que deberían actuar como eslabones de una misma cadena con la que salvarse, y sin embargo no lo hacen. Un caudal en el que no todos los peces nadan en el mismo sentido. Un libro que atracó en mi casa y que ha sido toda una sorpresa. Si la trama fuera una balanza, estaría cercana al equilibrio perfecto en cuanto al protagonismo, que sí recae más en uno o dos personajes pero se reparte bastante equitativamente entre el resto. Me ha tenido nadando en sus aguas muy gustosamente de principio a fin, convirtiéndose en uno de los mejores libros que he leído este año. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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