¿Y a ti qué te ha pasado?

Janne no se parece a nadie de su familia que, al contrario que ella, es guapa y delgada. Sorprendentemente, esta observación se la hace la abuela y eso unido a la presión familiar provoca que la niña decida adelgazar con la ayuda de la madre que la motiva con dinero a cambio de cada kilo que pierde. Sin embargo, la presión que sufre la traumatiza hasta tal punto que Janne se mortifica a ella misma con un alter ego que representa una mole inmensa que la persigue a todas partes minándole la autoestima. Otros compañeros de clase también la molestan hasta el punto que el chico más guapo de la escuela quiere ser amigo y ella le ignora. Tal vez porque no se siente a la altura o quizás se deba a que Janne ha entrado en una espiral de autodestrucción de la que es incapaz salir e incluso después de adelgazar mucho sigue sin estar a gusto con su cuerpo y llega a dejar de comer y se aísla totalmente.

A pesar del final feliz del libro, la historia de Janne deja un poso amargo difícil de eliminar porque la obesidad infantil perjudica la salud, pero condenarla de forma feroz y gratuita no ayuda en nada a aceptarse a uno mismo. No se puede negar que los trastornos en la conducta alimentaria en la infancia existen y muchas veces los responsables hay que señalarlos en el entorno más inmediato de los pequeños. El diálogo, la comprensión y, sobre todo, darse cuenta que los niños son conscientes de todo y que cualquier comentario sobre su persona se les graba a fuego y puede tener consecuencias nefastas en su comportamiento. No se puede definir esta historia con otros calificativos que dura, realista, valiente y esperanzadora.

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