Una propuesta para solucionar un tema que, a pesar de los siglos que pasaron (y pasarán), sigue vigente. Me encanta el modo de hacer sátira de Swift, así que no pude hacer otra cosa que disfrutarlo, reírme un poco y dejar el sentimiento de horror para lo último. Es muy cortito, así que si hay alguien interesado en leerlo (más que nada porque brinda también un panorama de la pobreza en esa época), le aseguro que no se sufre. al menos, no tanto como lo harían los retoños a los que Swift se refiere en el texto. |