La sombra del miedo

"Aquí nunca pasa nada."

Siglufjördur, un pequeño pueblo de los fiordos al norte de Islandia, es ese sitio como cualquier pueblecito nuestro en el que todos los lugareños son fieles a su lema: aquí nunca pasa nada. Y cuando ocurre algo fuera de lo común, da para una novela de misterio sin muchos alardes pero interesante y contundente.

La historia abarca un espacio temporal de un año, desde la primavera de 2008 hasta la del 2009, a través de un policía novato vemos el ecosistema de una población pequeña, casi aislada y arraigada a su tierra y tradiciones, donde la investigación entorno a un posible asesinato y una agresión va perdiendo fuelle en detrimento de las relaciones personales de la rica galería de personajes que nos va presentando Ragnar Jonasson.

La sombra del miedo se asemeja mucho a las de crímenes de habitación cerrada aunque en nuestro caso la zona a cubrir es algo más grande que una habitación: un pueblo, sus habitantes y una ambientación islandesa única. Siglufjördur es un lugar con muchas cosas que esconder y misterios por descubrir. La primera parte de una saga que pienso continuar.

Un trhiller muy disfrutable, ligerito, con buen ritmo, buena historia, buenos personajes, un buen escenario y un crimen muy del estilo de la vieja escuela de la novela policiaca.

Ari Thór llega a este pequeño pueblo del norte de Islandia a comenzar su carrera como policía, ahí se encuentra con un escenario nada fácil de manejar, un lugar que está prácticamente incomunicado, donde todo mundo se conoce y como buen pueblo pequeño no es nada fácil ser aceptado como uno más dentro de la comunidad, entre las montañas, siempre frío y además la mayor parte del tiempo a oscuras.

Creo que lo que más me ha gustado ha sido precisamente el escenario, resulta interesante conocer a través de la lectura lugares que de otra manera ni sabes que existen y mucho menos visitaria, no se como me las apañaría yo para vivir en un lugar como ese, así que me he sentido muy identificada con la ansiedad que le produce a Ari Thór toda la experiencia de llegar ahí.

El thriller es muy pero que muy ligerito, pero bastante bueno e interesante y la resolución del caso de verdad que me ha gustado, como he dicho muy del estilo clásico, sin embargo y asumo que esto se debe a que se trata de una serie, han quedado cosas sin resolver, ojalá no se tarde mucho en llegar la siguiente entrega, que seguramente me voy a leer, más que por las partes que no se han aclarado, que dicho sea de paso, no es nada realmente importante, si no porque el protagonista me ha gustado, he disfrutado el libro y me ha encantado leer un thriller tan ligero.

Es importante comentar que el autor se centra mucho en la parte de las historias personales, como si eso fuera más el centro de la historia que el thriller, no se si esto se deba a que en esta entrega nos está presentando a sus personajes, así que no se si en sus siguientes libros siga con esta línea, a mucha gente no le gusta esto, personalmente, en este caso particular a mi no me ha molestado en absoluto, aunque creo que bien pudo haberse ahorrado algunas cosas, lo que me hace sentir que de algún modo le han sobrado páginas.

De cualquier manera, lo recomiendo, me ha gustado muc

Después de hacer 2384 deducciones (casi todas erróneas) he llegado al final del libro. Se nota que el autor es el traductor de Agatha Christie al islandés. Me ha encantado la forma de confundir constantemente al lector, y hacer que todos los personajes parecieran sospechosos de algo. Algunos incluso sospechosos de todo.
El hecho de que haya varios casos paralelos ha hecho que la historia sea aún más emocionante y adictiva.

He empatizado poquito con alguno de los personajes, pero otros me han gustado mucho. Eso sí, he tenido que hacer un curso avanzado de islandés, no solo para pronunciar sus nombres, sino para poder diferenciar unos de otros… para mí el protagonista siempre será Aitor y sus compañeros, Tomás y Paquito (aunque poco tenga que ver este último con su nombre real)

Por cierto, qué bonita es Islandia hasta en medio de una novela negra. La ambientación y la descripción del entorno me ha encantado. Se me ha hecho corta la estancia, pero en un futuro próximo, me imagino siendo actor secundario en un teatro itinerante, recorriendo fiordos y coleccionando auroras boreales. Perdón, ya me pongo romántico hasta con las novelas negras…

Por poner un pero, el final me ha parecido un poco precipitado y se quedan demasiadas cosas en el aire. Me quedan muchas preguntas sin respuesta, pero me viene bien, porque así sé que volveré a Islandia en el siguiente libro del autor.

Al principio le tenía mucho respeto a aislarme en un pequeño pueblo de un país tan distinto en todos los aspectos. Llamadme temerario o insensato, pero me lo he pasado tan bien con esta historia, que al final no me ha quedado ni la sombra del miedo.

Nuestro protagonista es Ari Thór Arason, un estudiante de Teología que dejó la carrera porque necesitaba algo más activo, se ha preparado como policía y ahora está buscando trabajo. de los numerosos currículums que ha mandado lo llaman desde Siglufjördur, un pueblo al norte de Islandia, cerca del Círculo Polar Ártico, no se lo piensa demasiado y dice que sí, algo que a su novia Krístin no le hace ninguna gracia, ella está trabajando y estudiando medicina en Reikiavik y si se va allí, la relación se puede ir al garete por la distancia.
Una vez que Ari llega al pueblo queda sorprendido por lo complicado del camino, ya está mal y es sinuoso, pero la nieve lo hace casi inaccesible, sobre todo porque el acceso se hace por un túnel o por mar, lo que da una sensación extraña al llegar.
Tómas, su jefe, el comisario de policía es un tipo alegre y despreocupado en apariencia, que rápidamente le coloca un apodo y le quita relevancia al trabajo con un “aquí nunca pasa nada”. No hay gran población, los vecinos ni siquiera cierran con llave, así que no le esperan muchos problemas y se pregunta si no se habrá equivocado en su decisión de trasladarse allí.
Nada más lejos de la realidad. Un escritor muy famoso por su gran y única obra, que es el encargado de montar una obra de teatro, aparece muerto al pie de la escalera del lugar donde ensayan. Tómas quiere cerrar el caso como un accidente, porque encima llevaba alguna copa de más. Ari Thór no tiene experiencia, pero echar tierra sobre el caso no le hace ninguna gracia e intenta investigar por su cuenta, pero él es “extranjero” y no sabe nada, mientras que Tómas es conocedor de muchos de los secretos que esconden los del pueblo, pero no de todos.
Por otro lado, aparece el cuerpo de una mujer, con el torso desnudo y lleno de sangre en el jardín helado de su casa, ahora hay que investigar qué le ha ocurrido, y si están los dos casos conectados o solo es una casualidad.
Una fuerte nevada y un alud dejan al pueblo incomunicado, con lo que la sensación de claustrofobia se hace mucho mayor. Todos parecen saber todo lo que ocurre, las noticias vuelan, pero a la vez, todo está lleno de secretos.
Una novela nórdica, con todos los ingredientes del género, bien escrita, bien descrita y que te atrapa entre sus páginas y no te suelta. Lectura ideal para estos días en los que la nieve ha sido compañera de fondo, que me ha gustado muchísimo y que he disfrutado Os la recomiendo sin dudar.
La novela es de esas que, aunque tiene un ritmo lento, es envolvente, está bien escrita y las descripciones son las ideales para hacerte sentir el agobio, el frío y la claustrofobia, a la vez que te sientes en un lugar idílico al que a pesar de todo la gente que ha nacido allí quiere volver. Esa penumbra, esas cortinas que tan poca protección parecen dar y esa relativa confianza que existe dan una sensación de fragilidad y miedo.

Los personajes están bien terminados, sobre todo el del protagonista, Ari Thór con el que podremos seguir el curso de sus pensamientos, sus inseguridades y sus muchas dudas acerca de los casos y de la relación con su novia. También está el buen elenco de personajes secundarios que se van mostrando ante nosotros y nos muestran su papel, hasta que poco a poco las piezas van encajando como un puzle.
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La verdad es que esperaba más de esta novela negra nórdica.
Del libro se ha llegado a decir que "consigue cortar el aliento"; y de su autor, que es "el nuevo rey de la novela negra". Y ya me habría gustado a mí que así fuera, pero lo cierto es que se ha quedado en una lectura correcta, sin más.

La acción transcurre en un pueblo de Islandia al que solo se accede mediante un túnel; el típico pueblo pequeño donde todos se conocen y en el que "nunca pasa nada", hasta que pasa y además se quedan incomunicados por una tormenta de nieve.

La trama se desarrolla de forma lenta, minuciosa y detallista (en mi opinión, demasiado); el investigador principal está bien construido y además cae bien. Se podría decir que es una historia para todos los públicos porque es una especie de "noir" costumbrista en el que no hay escenas truculentas ni violencia gratuita. Por otro lado, la ambientación está muy lograda y no exagero cuando digo que consigue transportarte a Islandia y sentir el frío y la nieve.
Otra cosa que me ha gustado es que los personajes resultan muy reales y las motivaciones de los crímenes, realistas y creíbles.

Y sin embargo y a pesar de todas esas virtudes, la intriga y la tensión son solo aceptables. A la trama le falta pasión, sorpresa, intensidad, le falta "vidilla".

En resumen, una novela bien escrita y fabulosamente ambientada pero que, en mi opinión, no cumple con la dosis de intriga necesaria que los lectores esperamos encontrar en este tipo de libros.