El secreto de la ventriloquia

Ha pasado una semana desde que leí esta novela, y no soy capaz de poder explicaros el argumento, porque esto no es un libro al uso, es una experiencia, un viaje a uno de los rincones más oscuros del alma a través de 9 relatos que harán que te mires al espejo y te reconozcas demasiado bien. Y cuando uno ve según qué imágenes, te aseguro que es mucho más aterrador eso a no reconocer tu imagen reflejada.
.
Jon Padgett, este genio a la sombra de su maniquí animal, este Ventrilocuo Supremo que nos muestra la manera de encontrar tu “voz de maniquí” y que gracias a @dilatandomentes tenemos el lujo de conocer, hace que cerremos los ojos, a modo de meditación en el primer relato, para mostrarnos el horror del Organismo, de la Mente y del Ser y a partir de ahí hacernos viajar en unos relatos aparentemente independientes pero complementarios e interconectados en un mismo universo, muchísimas referencias e influencias de Thomas Ligotti sobre todo, y sobrevuela también la sombra de Shirley Jackson, Robert Aickman, Barron…
.
“Yo tenía siete años la primera vez que mi hermano trató de matarme”. Así comienza uno de los relatos. Y eso es lo que he experimentado: una montaña rusa de locura y realidad a lo largo de todas las páginas. Padgett te atrapa y cuando te das cuenta estás en el paso 9 de su manual para la ventriloquia, y ya es tarde para volver atrás. Pero no importa, porque no quieres hacerlo, quieres seguir viendo esa nimiedad del ser en cada historia, en cada maniquí, embelesado por la belleza intrínseca de la destrucción de uno mismo. Sentimientos superpuestos en el vacío del ego o el no ego. Todo es hasta que deja de ser.
.
Este libro me ha fascinado, pero advierto que puede no ser del gusto de todos. Mirar a los ojos de una marioneta es aterrador, espantoso y maravilloso al mismo tiempo. Deberías dejarte llevar escuchando la voz de la Pequeña Evie. Su canción te acompañará a Thin Mountain.