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Críticas sobre La desaparición de Stephanie Mailer (87)
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Kass_CK
 01 October 2021
¡Me ha encantado! Es un libro muy largo, no lo digo como algo malo por que es algo que a mi no me echa para atrás, que te mantiene enganchada desde la primera página hasta la última. Simplemente no quería parar hasta saber cada detalle por que había mil cosas mezcladas, miles de razones, motivaciones y personas enredadas y cuando parece que te acercas a algún punto de golpe viene algo que lo desmonta y te quedas de nuevo a ciegas.

Hay muchos personajes pero claramente hay unos más importantes que otros, están muy bien trabajados y conoces a personas muy buenas, otras horribles y otras que simplemente comenten errores a lo largo de su vida y deben aprender a vivir con ellos. Hay también un par de historias que básicamente no tienen nada que ver con el hilo central, son solo de acompañamiento pero al final no me molestaban por que entiendo que en un sitio puede pasar algo pero la vida sigue transcurriendo alrededor y todo el mundo tiene sus propios dramas y momentos complicados. Ha habido uno concreto que simplemente me ha volado la cabeza porque ese personaje es la persona con más suerte del planeta tierra y la que menos se lo merece, pero eso también existe y es real, no podemos negarlo aunque queramos.

Es el segundo libro de este autor que leo y para mi va a mi lista de autores a los que presto atención cuando publican algo para echar un ojo. Tengo "El libro de los Baltimore" en mi estantería esperando para que lo lea y no tardaré demasiado, me gusta su estilo y de momento no me ha decepcionado.
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Doloma23
 15 February 2021
Primera obra que leo de este autor y, la verdad, me costó muchísimo engancharme (alrededor de 100 páginas) pero cuando te atrapa, ya no te suelta hasta el final. La cantidad de personajes diferentes mezclados en diferentes años durante la narración hace que sea un pelín lioso, pero el autor ha pensado en este pequeño inconveniente y nos ofrece al final del libro un glosario con el nombre y apellidos de los personajes junto con el rol que adoptan en el libro... a mí me sirvió muchísimo.

La historia en sí está bastante lograda, con unos personajes muy bien definidos, que hace que tengas la sensación de conocer cada cosa que piensan... y sospeches de todos hasta el final. Para mí el final fue toda una sorpresa y confieso que para nada me imaginaba algo así, está muy trabjado.

Os invito a darle una oportunidad a este libro y dejaros llevar a los acontecimientos de 1994...
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MissMoria
 06 February 2020
Siempre tengo ganas de leer género negro de novela, me produce entre atracción y desasosiego pensar que no pueda gustarme así que entre eso y que me encanta la fantasía, pues no leo tanta policíaca como me gustaría.

Me alegré mucho cuando se propuso para el club de lectura, Dicker es un autor que llevaba tiempo queriendo leer, y cuyos títulos llamaban mucho mi atención así que me adentré en la lectura con ganas pero con un poco de esa inquietud que comentaba, temerosa de que terminara por no gustarme o algo así. Y la verdad, nada más lejos de eso.

Ha sido trepidante. Es la palabra con la que defino la lectura. No una aventura trepidante de una persona aquí y allá, sino una lectura trepidante. La narrativa de Dicker, el ritmo que le otorga, la construcción de la trama y elección y composición de personajes hacen del libro un espacio que te hace olvidar lo demás. No importa si estás leyendo una hora o solo puedes pararte a leer unos cinco minutos, esos cinco minutos le pertenecen, Orphea y sus secretos te roban el alma.

Vamos primero por la sinopsis y el argumento. “La desaparición de Stephanie Mailer” como título juega papel en los matices que Dicker insufla al libro. Porque el libro está absolutamente lleno de matices, detalles, etc. El argumento comienza con una serie de presentaciones de la policía y de un caso del pasado que tendrá que ver de manera directa con la desaparición de Mailer, periodista en la idílica ciudad de Orphea. A través de su desaparición, se van a articular distintas tramas tanto a nivel personal como argumental: encontramos que será dicha desaparición la que active otro caso diferente, que a su vez va a poner en jaque la apariencia pulcra y bucólica de Orphea, a sus vecinos, con un pasado turbio que tiene las raíces directamente en la trama personal de diferentes personajes que irán desarrollándose conforme avanza el libro y que van posicionándose poco a poco en el tablero de juego.

La maestría por tanto es evidente: concatenar una pista con otra, relacionar un suceso con otro y sacar a relucir un argumento a través del argumento principal pone de manifiesto la minuciosidad de Dicker a la hora de componer su obra en cuanto a detalles: y además mientras lees, parece que uno no se da cuenta, ahí está la prueba. Hace que parezca si no fácil, un elemento indispensable para leer a gusto. Pero lo cierto es que es una pasada, parece que genera una filigrana enlazando un elemento con otro. Enumero unos pocos sin spoilers para que podamos hacernos una idea:

*Trabaja la trama principal a través de la desaparición de Stephanie, que en teoría era la trama principal pero pasa si no a un segundo plano, a compartir pedestal con la otra trama.
*A su vez, el título de la desaparición engloba como un paraguas todo lo que ocurre en el libro: es el hilo conductor.
*No conocemos a Stephanie, lo cual ensalza lo que acabo de comentar.
*Trabaja en dos tiempos: flashbacks de hace veinte años, y el presente de la trama: muchos aparecen en el pasado y en el presente.
*Se van descubriendo una pregunta tras otra, y las respuestas abren más preguntas, se van cerrando pequeñas incógnitas de manera concatenada, casi sin parar.
*El libro tiene formato de división de partes, con otras subdivisiones con títulos, a modo de actos, estableciendo una relación directa con una pieza teatral, lo cual tiene conexión directa también con la trama.
*Hay una correlación de Orphea con el libro: la lectura sufre un ritmo con altibajos particular, que acaba en crescendo mientras se va resolviendo el asunto, cuadrando con el “resquebrajo” de la idílica posición de la ciudad donde se desarrolla todo, una especie de analogía entre trama y escenario que me gustó mucho.

Además se apaña para incluir elementos sobre el bullying, sobre el chantaje, sobre el maltrato, la corrupción, o brecha laboral entre mujeres y hombres. La cuestión es que todo esto que estoy comentando, a simple vista parece tedioso pero como decía, el lector no lo ve mientras está leyendo, no resulta abrumador ni una interrupción de la lectura, son matices que van surgiendo cuando uno para de leer, cuando piensas en lo que has leído o cuando has terminado, y ahí es cuando te permites realmente analizar con qué facilidad parece que Dicker hace su trabajo.

No se trata de la obra maestra del siglo, no he leído demasiado de este género y seguro que hay cosas mejores pero, ahora bien: tenemos un autor joven, con mucha documentación y pasión por lo que hace (porque se nota), con tramas originales y estrategias muy cuidadas para componer el libro que te deja bien claro que no hay nada dejado al azar y pues… No queda otra que elogiar un trabajo así.

Los personajes están formados, y aunque no todos están pensados para realizar una gran evolución, hay otros que sí.

Me gustó mucho el uso de ciertas palabras para unir un punto determinado de la historia a través de varios personajes: es una especie de guiño al lector. Si se va a hablar de un hundimiento, y el capítulo se llama así, encontraremos que muchos personajes harán referencia a esto en cada una de sus historias, generando una conexión curiosa y especial a la hora de leer.

Y como comentaba, si bien no son personajes profundos que analizan incógnitas vitales, sí son las herramientas para realizar un cuadro de las virtudes pero sobre todo de los defectos de la gente, la realidad de muchos ellos. Se hacen odiar, se hacen querer. al final tienes la sensación de que son personas cualesquiera y eso también es bonito.

Ha habido sin embargo dos elementos que me han chirriado un pelín. Uno de ellos ha sido la resolución del final, determinado personaje comenta determinado asunto, que bueno, por la manera de hacerlo… No es el contenido sino el continente, su forma. Dicker me había hecho pensar con las tres o cuatro páginas previas que iba a ocurrir de manera grandilocuente y al final se deshinchó un poco este momento, aunque creo que fue algo más personal que otra cosa. El otro elemento que me chirrió aunque no tanto –a algunos compañeros de lectura por ejemplo les resultó muy tedioso– es el cambio de persona del narrador, que dependiendo de quién narra y si se trata de pasado o presente, va fluctuando y cambiando y puede ser un tanto irritante. Más que molesto, me resultó inesperado, no me produjo malestar pero tampoco bienestar.

En definitiva, no puedo hablar sobre la trama sin reventarla porque la sinopsis ya se encarga perfectamente de relatar qué va a pasar, pero sí puedo decir que se trata solamente de la punta del iceberg. Que son los personajes los que van trabajando la historia, los que la amplían, abren incógnitas, cierran otras y te hacen leer de manera paranoica pensando en una o en otra hipótesis. ¡Súper recomendable! Ha sido adictivo y un placer tremendo descubrir a este autor.
Enlace: https://lecturadebuhardilla...
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MariaIsla
 04 February 2020
Personalmente Joël Dicker es uno de mis autores favoritos desde que publicó su primera novela.
No podría darle menos que una puntuación de notable alto ya que es una trama elaborada, su narrativa es muy amena y es un thriller fantástico.
En cuanto a personaje favorito me ha encantado el papel de Anna Kanner, ya no tanto por su personalidad, si no por el desarrollo de la trama, vas viendo como evoluciona una mujer que en el mundo laboral esta rodeada completamente de hombres, como se hace un hueco con mayor dificultad en la policía de Orphea...
Esta claro que personalmente deja el listón más alto que “El libro de los Baltimore”, aunque no tanto como la increíble “La verdad sobre el caso Harry Quebert” la cual es un 10 en toda regla. En general el autor sigue siendo un genio, manteniendo su línea, no dejándonos indiferentes con un contenido de 665 páginas que he devorado en 3 días.
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anapeig
 28 June 2019
En 1994, en la pequeña ciudad de Orphea se produce un cuádruple asesinato dónde matan al alcaide, su mujer, su hijo y a una mujer que hacía deporte cerca del lugar del crimen. Dereck y Jesse son dos jóvenes policías que se hacen cargo del caso y al final lo resuelven.

Veinte años después y a punto de retirarse prematuramente Jesse
, en la fiesta que le organiza la policía para su despedida, se le acerca una periodista llamada Stephanie Mailer que asegura que su compañero y el se equivocaron y que el asesino no es quien dijeron que era por aquel entonces. al principio no le da mucha credibilidad pero cuando un día Stephanie desaparece de forma misteriosa entonces empiezan a sospechar que tiene razón y deciden reabrir la investigación.

Antes de leer el libro, leyendo otras críticas leí que este no llegaba al nivel de la verdad sobre el caso Harry Quebert,a mí que me llamen rara, pero me ha gustado más este, por el simple hecho de que los protagonistas me han gustado muchísimo más y se me han hecho más reales, en Harry Quebert es que me pareció que todos los personajes eran idiotas, la forma de comportarse era para darle "dos guantás" a mano abierta, en cambio en esta novela me han parecido todos muy interesantes. Incluso Kirk Harvey que llega a exasperar y que dan ganas también de abofetearle me ha gustado un montón.

Me gusta mucho la forma de narrar del autor, enlazando pasajes
del pasado a modo de flashbacks a veces y en capítulos enteros en otras, para conocer mucho mejor la linea de la investigación y la vida pasada de los personajes y el porque actúan y son como son en el presente. Me ha parecido que a pesar de saltar del pasado al presente está muy bien estructurada y es difícil perderse. Y me gusta mucho que no solo desarrolle la historia de los personajes principales y que también nos de pinceladas de personajes más secundarios.

El libro además toca muchos palos de interés social, como el machismo tanto en el ámbito personal como sobre todo el laboral, el bullying o la corrupción.

Si le tengo que poner un pero, es que no me ha gustado el final de Steven
Bergdorf y Alice. Y la resolución también se me ha quedado un poco cortita, cuando ya saben quien es el asesino, que por cierto, no soy yo muy hábil encontrando al asesino en este tipo de libros, pero con este si que lo tenía bastante claro antes de la resolución, aunque a pesar de eso, lo de menos para mí ha sido quien era el asesino, porque la historia hasta llegar a el me ha parecido genial.

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LAKY
 28 December 2018
En el año 1994 un horrible crimen sucedió en la tranquila y turística villa de Orphea, en los Hamptons. La familia del alcalde fue asesinada en su propia casa y el asesino se llevó también por delante a una mujer que estaba haciendo deporte delante de la mansión y que tuvo la desgracia de ver al asesino. Los por entonces jóvenes policías Jesse Rosenberg y Derek Scott resolvieron el caso pero éste, su primer caso importante, les dejó bastante tocados.

Han pasado veinte años y vuelve a celebrarse el festival de teatro que justo se inauguraba aquel fatídico día de 1994. Una periodista está escribiendo un libro sobre el cuádruple asesinato; ella está convencida de que el caso no se resolvió satisfactoriamente y que el asesino sigue suelto. Cuando la periodista, Stephanie Mailer, desaparece suenan todas las alarmas. Serán los mismos policías quienes se encargarán de investigar esta misteriosa desaparición. Para ello serán ayudados por Anna Kanner, una talentosa policía que se ha incorporado hace poco a la comisaría de Orphea

La desaparición de Stephanie Mailer” es una novela de corte policíaco pero que, siendo de Joel Dicker, no se limita a una simple investigación sino que va mucho más allá. Con una serie de tramas y subtramas de todo tipo, su estructura es realmente compleja. Joel Dicker no se despeina a la hora de tirar de diferentes hilos, de mezclar tiempos y tramas, de enriquecer la historia principal con diferentes subtramas relativas a todos los personajes que pululan por la novela. Y, aunque parezca increíble, todo acaba encajando de la manera más perfecta posible, dejando todo resuelto de la forma más satisfactoria y dándose al final cuenta el lector de lo difícil que ha tenido que ser crear esa estructura donde todo encaja con absoluta perfección. Estructura complicada pero lectura super sencilla pues, una vez más, este autor consigue que nos quedemos pegados a las páginas de su libro y que no podamos parar de leer.

Como digo, es una novela policíaca en la que el equipo investigador tendrá que resolver dos casos: el del presente -la desaparición de Stephanie Mailer- y el del pasado -el cuádruple asesinato-. Porque, aunque este caso fue resuelto, se encontró al culpable y todo quedó atado, surge la duda en los investigadores de si realmente se resolvió adecuadamente. Así que tendrán que revisar todo lo que ocurrió hace veinte años. Y ello supondrá para Derek y Jesse un tremendo coste personal pues fue un caso que les afectó terriblemente

Pero, además, hay muchas subtramas que se enredan con la trama polícíaca y que nos hablarán de las historias personales de algunos de los habitantes de Orphea, tanto los del presente como los del pasado. No os cuento nada más porque no quiero desvelar nada transcendente pero sí he de decir que esas historias personales encajan perfectamente dentro de la trama principal y la dotan de mucho interés. Además, están introducidas de una manera muy adecuada en mi opinión. Por ejemplo, en la historia del presente se dice algo concreto y ese algo da pie a que la novela se retrotraiga al pasado para ver los antecedentes (me ha parecido un recurso muy teatral y , dado que todo gira en torno al festival de teatro de Orphea pienso que, quizás, el autor ha querido hacer un homenaje a dicho género. Aunque no me hagáis tampoco mucho caso que quizás son sólo cosas mías...)

La novela atrapa desde las primeras páginas y te mantiene así hasta las últimas. Si hay algo que Dicker saber hacer es suscitar el interés del lector. He leído tres novelas suyas y son a cada cual más adictiva. Ésta, en concreto, quizás no sea la más adictiva de las tres (para mi, la más “page-turner” sigue siendo “El caso Harry Quebert) pero, aún así, es difícil parar de leer. El interés no decae en ningún momento, la intriga tampoco. Necesitas saber y, como la historia está contada con mucho ritmo y el libro se lee fácil, es difícil parar de leer. Es un tocho de seiscientas cincuenta páginas pero, aún así, vuela entre las manos.

Como no podía ser de otra manera, tiene muchos giros inesperados y sorpresas varias. En esta ocasión, cosa rara, adiviné desde el principio una de las sorpresas principales de la historia pero da igual, me esperaban muchas otras.

Como he señalado más arriba, la estructura es compleja. Con saltos continuos en el tiempo y muchas subtramas, además hay cambios de narradores y, lo mismo nos encontramos con un narrador omnisciente que algún personaje que se dirige a nosotros en primera persona. Todo muy bien llevado

Joël Dicker siempre sorprende. Las tres novelas que he leído suyas son muy diferentes y sólo coinciden en lo buenas que son y en lo mucho que me han gustado. Por lo demás, no tienen demasiado que ver unas con otras. Si bien las otras podían considerarse novelas de intriga en un sentido amplio, ésta lo es sin duda alguna: concretando más, es una novela policíaca. Pero no es ni mucho menos como cualquier novela policíaca al uso sino mucho más compleja y rica. Las diferentes subtramas aportan historias familiares, asuntos políticos, odios exacerbados, deseos de venganza, relaciones amorosas, pérdidas…. Es difícil encontrar en otras novelas del género tanta riqueza en cuanto a la trama y a los personajes.

Otro de los puntos fuertes del autor, en todas sus novelas, es la caracterización que hace de los personajes. Todos ellos, los protagonistas pero también los secundarios, son personajes reales y al final acabas conociéndolos y entendiendo sus motivaciones. Se nos van desvelando a lo largo de la historia porque casi todos ellos guardan algún secreto que tendremos que descubrir y que el autor apunta desde el principio pero no revela hasta muy avanzada la novela. Jesse, Derek, Anna, los dos alcaldes, algunos periodistas… Son muchos los personajes que desfilan por la novela pero cada uno tiene su personalidad por lo que es fácil hacerse con todos ellos


Conclusión final

Una vez más, Joël Dicker me ha hecho disfrutar muchísimo con la lectura de una de sus novelas. “La desaparición de Stephanie Mailer” es un libro que es puro entretenimiento y está hecho para devorar pero, a la vez, es un muy buen libro: bien escrito, con personajes muy potentes y con una estructura y una trama complejas llevadas con mucho acierto. Muy muy recomendable


Enlace: https://librosquehayqueleer-..
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Beatriz_Villarino
 23 September 2018
No puede ser que cada vez que lea un libro de este autor me ocurra lo mismo, me encanta; el siguiente me gusta más que el anterior, y me hipnotiza tanto que deseo enormemente poder escribir como él. Sus historias, una vez leídas las novelas, son sencillas, quiero decir que los asesinatos o lo que ocurra, tienen sentido y, además, son de resolución bastante lógica; pero hasta llegar ahí has de pasar, en este caso, por 650 páginas complejas para enterarte de quién es el asesino, cuáles son los motivos que lo llevan a ello y qué relación tienen todos entre sí, asesino, asesinos, asesinado, asesinados. No quiero revelar mucho porque La desaparición de Stephanie Mailer hay que leerla. Desde la primera página queda atrapado el lector y no puede parar. En concreto, a mí me ha fastidiado tener que dejar el libro para atender otros asuntos o porque me dolía la cabeza debido al tiempo empleado en la lectura, ya que como son alrededor de cuarenta personajes, y en principio todos parecen culpables, además de que van apareciendo de forma totalmente conveniente —o aleatoria según se mire—, tuve que ir tomando notas de quién era cada uno, qué filiación o relación tenía con el anterior y por qué aparecía en la novela. Si no, es imposible, al menos yo soy incapaz de ir recordándolos a todos en todo momento. Con La desaparición de Stephanie Mailer me ha pasado algo parecido a lo que me ocurrió hace ya muchos años, cuando leí Cien años de soledad; con la novela de García Márquez me fui haciendo un árbol genealógico para entender mejor la trama y con la de Joël Dicker, he ido anotando la relación entre los personajes y las causas de su aparición para enterarme bien; no quería que se me escapase ningún detalle. En realidad me podría haber ahorrado algo de ese trabajo pues el autor ha tenido la deferencia de colocar al final la lista de los 31 personajes principales y su cargo. No obstante no me arrepiento de mi trabajo pues me ha permitido observar casi con lupa todos los movimientos y entender a la perfección el final, incluso sentir cierta empatía hacia el asesino, o hacia alguno de ellos.

Antes de criticar esta novela, que creo que lo voy a hacer con una palabra, ¡Formidable!, quiero comentar algo que me ha llamado la atención, y que, curiosamente está al final de la misma, una vez que hemos descubierto lo ocurrido. Hay dos personajes que se unen para estrenar La noche negra de Stephanie Mailer, uno como autor de la obra y otro como director. La representación es un fracaso y ante ello, el crítico-autor opina «Lo que no tiene éxito es forzosamente espléndido, palabra de crítico». Esto es completamente falso, la prueba la había dado este mismo personaje, al principio de la novela, cuando pasa de ser un crítico admirado a alguien a quien nadie lee porque todos se han dado cuenta de su proceder, «cogió la última relación de libros más vendidos de Nueva York, fue subiendo la lista con el dedo hasta el de mayores ventas y escribió un texto asesino sobre aquella novela lamentable que ni siquiera había abierto»; de hecho en una entrevista ya se lo dicen «hay algunas malas lenguas que afirman que los críticos literarios son escritores fracasados […] —Sandeces, querida amiga […] nunca he conocido a un crítico que soñase con escribir…». Esta ironía imagino que es un guiño de Dicker a las críticas que reciben algunas obras literarias de aquellos que se limitan a juzgarlas, la mayoría de las veces sin saber cómo. Si no, no se entiende, él mismo es la prueba, con 33 años es un éxito de ventas porque, creo, hoy tiene pocos rivales que puedan hacerle sombra.

No quiero atribuirme el cargo de crítica literaria, sería algo desorbitado, pero es cierto que algunos alumnos me han preguntado por qué no escribo un libro; alguna vez me lo he propuesto, y siempre he terminado por verlo imposible, o la historia era demasiado obvia, o los diálogos poco profundos, o me quedaba en blanco. Sin embargo al juzgar las obras de los demás sí reconozco, casi siempre, cuándo son buenas, y no tengo ningún problema en afirmar que me gustaría estar en el lugar del autor, que todo eso hubiese salido de mi mente. Por eso, cuando veo que hoy escribe “cualquiera” no lo soporto, me ocurre algo parecido al sentimiento de Otrovski ante la novela de Alice

Alice se escondió en el armario del despacho justo antes de que Otrovski llegara […]

—¿Le he hecho algún daño sin querer, Steven? […] Si es así le pido disculpas […]
—¡Porque tiene que guardarme mucho rencor por algo para imponerme semejante lectura! Y por si fuera poco, aquí estoy perdiendo aún más tiempo en comentarla […] Sueña con ser escritor, ¿no es así Steven?

—No, no soy el autor del texto –le aseguré.

—[…] Hasta un mono lo haría mejor. Hágale un favor a la humanidad ¿quiere? No siga por ese camino. Pruebe a pintar, quizá. O a tocar el oboe.

No voy a ser tan categórica como Otrovski, pero estamos rodeados de verdaderas obras de arte (aunque haya gustos para todo) y es una pena perder el tiempo con mediocridades.

Dicho esto queda confirmado que a mí me hubiera gustado realizar una obra maestra y que Jöel Dicker es un artista, es más, yo diría que es un genio. Ahora veremos por qué.

El lector es incapaz de encontrar al culpable hasta que no llega casi a la última página; es cierto que, una vez leída la novela, si empezamos de nuevo, nos damos cuenta de que hay tantas pistas para descubrirlo que parece imposible no haber caído en la cuenta, a no ser porque cada vez que aparece un personaje diferente encierra ciertos intereses para que continúe o cese la investigación, que lo muestran como sospechoso. Llegamos a recelar de los vecinos, de los periodistas, de los políticos y de la propia policía. La pregunta constante es ¿por qué?, ¿qué relación hay? y, como si fuera un puzle, el propio asesino es quien da forma a todo y nos presenta las piezas unidas en una secuencia tan coherente que no podía haber sido otra. Creo que es el mayor acierto de Dicker, enredar fechas, lugares, personajes, acciones durante seiscientas páginas para esclarecerlo en unas pocas y que los lectores conozcamos a la perfección a los integrantes, no sólo a los asesinados o a los asesinos.

Todos son importantes porque de esta manera percibimos cómo es la sociedad, sus integrantes, sus reacciones y consecuencias: el que ha sido alguien en un momento y ahora no es nada porque no era tan bueno como creía pero tiene un precio como casi todo el mundo,

—¿Quiere que le mienta descaradamente a la prensa ensalzando una obra que nunca he visto?

—[…] A cambio lo acomodo esta misma noche en una suite del Palace del Lago hasta que termine el festival.

—¡Choque esos cinco, amigo!

Una sociedad formada no sólo por buenas personas «un hombre simpático, afable, que procedía de buena familia. Un vecino activo y comprometido. Tenía un restaurante. Miembro del cuerpo de bomberos voluntarios», o buenos profesionales «—Bueno, pues ten la bondad, a pesar de todo, de ir a vaciar un cargador en el polígono de tiro antes de andar por ahí con ese trasto en el cinturón. Señores, rematen esta investigación pronto y bien». En La desaparición de Stephanie Mailer aparecen todos aquellos perfiles que cada vez más pueblan las ciudades actuales: corruptos «la cuenta en que se ingresaba el dinero: era una cuenta diferente, también del señor Gordon, pero abierta en nuestra sucursal de Bozeman, en Montana»; mafiosos «—Todo el mundo tiene que saber que el alcalde Gordon es un criminal. —Júrame que no dirás nada, Megan ¡Cerrarán las empresas, condenarán a los directivos, los obreros irán al paro […] Gordon es muy hábil. Mucho más de lo que parece»; egoístas «Entre el hallazgo del cadáver de Stephanie y el anuncio del alcalde de que se cancelaban los fuegos artificiales del Cuatro de Julio […] Delante del edificio municipal un grupo de manifestantes, todos ellos comerciantes de la ciudad, se había reunido para pedir que se mantuvieran los fuegos artificiales»; cobardes «Tuve miedo, capitán. Y me sentí avergonzado […] Era la primera vez que decía que tenía miedo»; manipuladores «—[…] Tú ya has conseguido que echase a Stephanie y la cabeza de Otrovski. ¡No pretenderás diezmarme la revista, digo yo! Alice lo fulminó con la mirada y luego exigió un regalo»; chantajeados «¿Cómo había llegado a aquello? ¿cómo se veía a los cincuenta años liado con aquella chica?»; celosos «—La investigación es secreta, ¡y un cuerno! Estoy segura de que Natasha está enterada de todo»; acosados «Había sido una buena alumna, muy capaz, ambiciosa y querida […] Todo cuanto había querido lo había tenido. Y luego había llegado Tara Scalini y la tragedia posterior»; los que anteponen su posición al plano humanitario «¡Si corre el rumor de que anda rondando por aquí un asesino, la temporada de verano se va al carajo! ¿Se da cuenta de lo que esto supone para nosotros?»; los estúpidos «¡Qué bien había hablado! ¡Qué interesante era […] En pocas palabras había resumido la decadencia de la humanidad. ¡Qué orgulloso estaba de que su pensamiento fuera tan ágil y su cerebro tan portentoso».

No cabe duda de que la sociedad queda diseccionada, porque no solo existen estas personas en Orphea, son personajes universales de hoy, de ahí que vivamos en condiciones cada vez más engañosas, menos seguras, más hipócritas.

Por eso aparecen, asimismo temas tan actuales como el de la paridad en los trabajos, «La única razón de que estés aquí es que el alcalde Brown, con sus condenadas ideas revolucionarias, quería a toda costa nombrar a una mujer en la policía […] historias de diversidad, de discriminación y de no sé qué más gilipolleces», o la efectividad real de los psicólogos, tan demandados y en los que dejamos caer toda la responsabilidad, sin tener en cuenta que los primeros que tenemos que implicarnos, en los problemas que nos afectan somos nosotros «Cuando hablamos de eso en la sesión fue porque Dakota se quejaba de que registrabas su habitación para buscar droga. Lo que dijo el doctor Jern fue que convirtiéramos su cuarto en un espacio propio que respetáramos, que implantásemos un principio de confianza».

Y por supuesto, el poder del dinero, por encima incluso de los sentimientos supuestamente más profundos. Parece que hasta el dolor más insoportable puede desaparecer con una bonita suma por medio «la incitación al suicidio podría considerarse homicidio […] te enfrentas a una pena entre siete y quince años de cárcel. A menos que lleguemos a un acuerdo con la familia de Tara […] Quieren nuestra casa de Orphea […] —Pues suya es entonces —dijo mi padre—.»

Ante este panorama no es de extrañar que la sociedad funcione mal, se ha deshumanizado y, si nos fijamos, el dinero, el afán de poder es el desencadenante.

El narrador es excepcional, o mejor dicho los narradores, porque la novela está escrita mediante una polifonía narrativa que favorece el entendimiento de lo sucedido durante veinte años en Orphea. La voz de Jesse Rosenberg es la que relata el presente, veinte años después de, aún muy joven, resolver su primer caso, que le trajo tanto la gloria como la desgracia. Su compañero, Derek Scott relata lo ocurrido en 1994 cuando ambos resolvieron el asesinato múltiple de Orphea.

Pero nada es lo que parece y Stephanie Mailer da la voz de alarma, de forma que Jesse (a punto de jubilarse con 45 años) y Derek, retoman el caso junto a Anna Kanner, la tercera voz narrativa, subjefa de la policía de Orphea.

Pero entre estas voces narrativas encontramos las de otros personajes que van apareciendo y que aportan, junto a un narrador ocasional en tercera persona, mayor tensión a la lectura sobre todo porque dan pie a una serie de diálogos impactantes, llenos de ironía, humor incluso, o tragedia; verdaderos protagonistas de la novela pues la hacen dinámica, adictiva, de ritmo apabullante que no desaprovecha el autor para conseguir el retrato evolutivo de una sociedad.

Podría alargarme aportando ejemplos de ese humor, de las descripciones, justas pero acertadas, pero no quiero desentrañar nada más. Leer a Dicker y disfrutar con él es una obligación personal.

Enlace: http://elblogaurisecular.blo..
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MJose2024
 28 February 2024
Una trama que comienza con una desaparición, que dará pie a reabrir una investigación del pasado para esclarecer un cuádruple asesinato.
Idas y venidas al pasado, tan bien llevadas por Dicker, junto a unos personajes fascinantes, (algunos de ellos dan para un par de libros independientes), hacen que leer a Dicker sea una agradable "locura", un placer para cualquier lector.
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Xfi
 01 February 2024
Un libro que engancha por su estructura de puzle, por entrelazar las dos historias separadas 20 años y por el gran número de personajes que se cruzan y que pueden ser culpables.Tiene ese punto absurdo, personajes excesivos, caricaturas, situaciones tan forzadas que no sabes si están hechas para provocar la sonrisa o es que realmente el autor se cree lo que cuenta., pero para mí es un punto positivo que saca el libro de los tópicos y de los thrillers fabricados en serie.Me decepciona el final, precipitado, muy artificial y sobre todo porque el señor Dicker parece que cree firmemente en los cuentos de hadas y en el mundo de unicornios rosas....seré un viejo gruñón pero me gusta que las cosas acaben mal de vez en cuando, se parece más a la realidad.
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Marinieves
 15 November 2020
No se si os pasa alguna vez que se os quitan las ganas de leer los libros a los que se les da mucho bombo, y si no tenéis la sensación de que no es que todo el mundo los lea sino que mucha gente dice haberlo leído y resulta que sólo repiten lo que han visto en el cultural de turno o en las noticias del móvil. Pues eso me pasó a mi en su día con "La verdad sobre el caso Harry Quebert", la primera novela del mismo autor del libro que ahora reseño. Eso, y que tampoco estaba yo en 2012 para mucha tontería.
Pues, como por fin no me lo leí y ya ha llovido desde que se publicó, decidí que éste de "La desaparición de Stephanie Mailer", del mismo autor, cuya portada me saltó a la cara en la Imprenta Moderna, no sería mal comienzo con Joël Dicker, para luego, si me gustaba, volver a Harry Quebert. Pero, visto lo visto, o mejor, leído lo leído, creo que tampoco me he perdido tanto y no necesito volver al pasado.
La novela que reseño es un buen tocho de 480 páginas y con la letra pequeña, que menos mal que lo compré en edición DeBolsillo, que si llega a ser con pastas me vuelve a dar tendinitis en los pulgares.
La novela gira en torno a un cuádruple asesinato ocurrido en una ficticia localidad de los Hamptons (al este de Long Island en Nueva York) el 30 de julio de 1994 y avanza y retrocede entre esa fecha y los días previos al vigésimo aniversario de los asesinatos. Y, aunque veinte años no es nada (qué febril la mirada, errante entre las sombras...), al autor deben parecerle siglos, algo así como retrotraerse en materia policial a los tiempos de Sam Spade, pero claro nació sólo nueve años antes.
La novela es un whodunit que nos trae y nos lleva de personaje en personaje, sospechando y "desospechando" hasta que los policías cogen al malo quien, para mi enfado, permanece perfectamente camuflado en la obra, sin mucho protagonismo, para que no sospechemos de él y, al final, zás, helo aquí, que fue éste. Que no hay cosa que más rabia me dé.
No se trata de un relato exactamente coral pero se cuenta entre varios al alimón, porque, salvo las tres primeras páginas, que refieren los hechos con aparente objetividad, y aunque el resto los cuente un narrador omnisciente, cada capítulo nos lo relata desde la perspectiva de uno de los personajes que tuvieron que ver con los hechos de 1994 o que están interviniendo en 2014. Y con esa costumbre de algunos autores de bestseller de poner el nombre y la fecha en la cabecera, no se si porque piensan que si no no nos vamos a enterar de quién están hablando, lo que nos convierte en ignorantes, o porque realmente no son capaces de comunicar cuándo ocurre lo que están contando sin fecharlo ni que sepamos a qué personaje se refieren sin decir su nombre, lo que les convierte a ellos en inútiles. y, por si con eso no nos enteramos, al final del libro se incluye una lista de los principales personajes ¡Anda, que como hubieran tenido que escribir La Colmena!
Evidentemente la que aparece nada y menos es la Stephanie Mailer del título ya que, como el mismo deja claro, desaparece a la primera de cambio después de sembrar la duda en la mente de uno de los policías que resolvió el caso del cuádruple asesinato de 1994, que ocasionó la muerte del entonces alcalde, de su mujer y de su hijo y de una mujer que pasaba por la calle haciendo footing.
Jesse Rosenberg y Derek Scott, capitán y sargento respectivamente de la Policía de Nueva York en 2014, eran en 1994 unos policías bisoños que, realizando una supuestamente brillante investigación, detuvieron al presunto autor de los asesinatos que, como no pudo decir nada en su defensa porque se mató en la persecución policial, se le ha seguido considerando culpable y el caso cerrado, con el consiguiente empujón en la carrera profesional de los policías.
Pero los hechos no son lo que parecieron y como la periodista Stephanie Mailer siembra la duda en la mente de Jesse Rosenberg el día que le están despidiendo por su prejubilación, el policía, que no es malo pero sí un poco torpe, comienza a repasar lo que nos dicen que fue una pormenorizada y concienzuda investigación, pero que a mi me parece bastante chapuza, y reabren el caso cuando la que desaparece es la periodista.
Jese Rosenberg busca a su antiguo compañero, que había dejado las calles por un despacho, y ambos vuelven a repasar lo que pasó en 1994 a la vez que colaboran con la subjefa de policía del pueblo en la investigación del caso de Stephanie Mailer. También sobrevuela la amistad entre los policías algún suceso de aquella época que les separó y que tiene que ver con la novia de uno de ellos.
A lo largo de las páginas, vamos conociendo protagonistas y testigos de los hechos, algunos personajes bastante esperpénticos que, desde el ahora alcalde hasta el último mono del festival de teatro que ha dado fama a la localidad, nos van pareciendo sospechosos, uno detrás de otro hasta el final, en el que el culpable es el menos sospechoso de todos. La portada, estilo Hopper, me gusta mucho y algunos pasajes resultan bastante entretenidos. La descripción de algunos personajes es bastante buena pero, en general, no me ha perecido un libro genial, ni mucho menos. le sobran bastantes páginas. Pero, como siempre, para los gustos...
Nota: por cierto, que he estado mirando, que no me acordaba cómo se llamaba la tendinitis que me da de vez en cuanto en los pulgares (tendinitis de Quervain, se llama) y me ha llamado la atención que entre las posibles causas que la produce no se reseña ninguna de las que me la provocan a mi, a la sazón, leer libros gordos (suele darme en la mano izquierda) y coger los archivadores definitivos cargados de expedientes metiendo el pulgar en el agujero (esa me da en el de la mano derecha). Claro que he debido mirarlo en una web pija o traducida del inglés porque pone que la ocasionan deportes como el tenis, el golf o el remo.
Enlace: https://marinieves.blogspot...
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