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Un relato intenso y muy cortito que no sé si merecía la pena publicar por separado en un libro completo, pero al ser ilustrado parece que es algo más de lo que realmente es. Para mí siempre es una gozada leer a Joël Dicker así que no me quejo en ese aspecto, pero lo cierto es que el relato me duró una hora escasa y tiene bastantes páginas de relleno además del propio relato del autor. La calidad reside en la prosa más que en la trama, que al final resulta más bien sencilla y sin saber muy bien a dónde quiere ir a parar con la resolución, que aun así resulta impactante. Además, el autor lo escribió cuando tenía apenas 19 años para presentarlo a un concurso y el jurado se quedó con la boca abierta con su talento, así que solo por eso ya os podéis hacer una idea de por qué han decido publicarlo sin incluirlo en una antología.
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